1.- A Santiago Pérez le encantan los juzgados. Yo, por ejemplo, huyo de ellos como gato del agua, pero a él le ponen las querellas. Ha interpuesto una contra José Rodríguez Ramírez, director de EL DÍA. Creo que le pide hasta cárcel. Tengo que preguntarle a Pepe cuál es su pasta de dientes favorita para llevársela arriba, junto a un par de bocatas de mortadela. Mi amigo y abogado Edmundo González, cada vez que me presentaban una querella en mis tiempos de guerrillero de la pluma, me llamaba por teléfono para preparar la vista y me decía: "Tráete el cepillo y el pijama". Pepe se ha reído mucho con la querella de Santiago, interpuesta para castigar sus editoriales. No sabemos bien si Santiago se ha dado cuenta de que vivimos en una época democrática, en la que cada uno manifiesta lo que piensa y lo hace en libertad. Creo yo que a lo peor los árboles no le dejan ver el bosque de su propio papel de perdedor nato. Es triste perder siempre y esto es lo que ha hecho Santi, en política y en la vida. Una vez fui amigo suyo, pero su comportamiento cambió de manera lamentable. Ahora lo que hace es interponer querellas. Qué triste destino para un político que pudo llegar muy alto. Quizás aquello de correr delante de los guardias le trastornó el corazón, como dicen Carlos Cano y Antonio Burgos en el fado "María la portuguesa". El director de este diario, Santiago, es una persona decente que lo que hace es manifestar su parecer; si quieres lo lees, si no quieres, no lo lees. Pero, por ser libre, ¿pretendes nada más y nada menos que meterlo en la cárcel? Tu querella es un chiste, Santi, como tu propia vida política. No quieras ver donde no hay. Y si lo que buscas es notoriedad, hay otras formas. Prueba en los semáforos, lanzando al aire tres bolos e intentando que no se te caigan. Eso es lo mejor que se te da: jugar a los bolos. Hasta la vista.

2.- Opa u hopa. Pues yo quería poner hopa, pero el corrector, de nuevo, dijo opa. Hablaba de la Semana Santa y de las hopas de los hermanos del Santísimo portuenses, hopas rojas. Salió opa, mal, en vez de hopa, bien. Mi amigo el doctor Carlos García, que prologa un libro sobre la Semana Santa lagunera, se dio cuenta del lapsus -de la falta de ortografía, vamos- y me escribe: "Leyendo tu columna en EL DÍA veo que tienes un lapsus con el término "opas" al referirte a la túnica o sotana que portan los cofrades, en este caso denominada hopa. Lo otro (opa) es una oferta pública de acciones, como bien sabes (¿en qué estarías pensando?). Y es que acabo de hacer un prólogo a un libro sobre la Semana Santa lagunera y lo tengo fresquito. Un saludo, amigo". No nos dimos cuenta nadie: ni yo ni el corrector ni el director; nadie. Y salió opa. Luego, perdonen, es hopa. Es raro que mi amigo Carlos Acosta no me haya llamado, si captó el error, que seguro que sí.

3.- 45 millones de euros le hacen falta al Ayuntamiento del Puerto de la Cruz para pagar su deuda. Me lo cuenta la primera teniente de alcalde, Sandra Rodríguez. Cada vez que entran Marcos Brito y su equipo al Ayuntamiento han de buscar perras para pagar los pufos que dejan los sociatas con sus subsidios y sus alegrías estrambóticas. Han arruinado los socialistas al Puerto, lo han dejado en la miseria y a Marcos le queda poco margen para sacarlo a flote. Pero hace lo imposible la actual corporación. Sandra me habla, en la radio, de funcionarios represaliados y de actuaciones económicas de los sociatas que harían sonrojar al más lego en economía. 45 millones son muchos millones. Habla Sandra muy bien de Salvador García y muy mal de Lola Padrón, que quiere volver a la alcaldía, aunque lo tiene crudo, a juzgar por cómo dejó el pastel. Los ciudadanos del Puerto sabrán lo que hacen. Supongo yo. A mí Lola me cae bien, pero se rodea de una fauna que no le conviene. Pero, claro, cada cual elige sus compañías. Y a aguantar.

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