EN LA VIDA española, en las horas "fuertes" de tantos hombres en paro, con la oración continuada -en las iglesias- por los que sufren esa situación de abandono y sufrimiento, tuvimos hace meses la "oración" del presidente adjunto-temporal europeo en Washington, a lo que dedicaré las líneas finales. Unos acontecimientos más singulares han tenido lugar en los días previos: en Chile, después de 50 años, con la elección de Santiago Piñera, de la derecha, ha vuelto a redondear la democracia chilena, por la turnancia en el poder. (Estuve en Chile antes, durante y después de Pinochet. Como ha escrito Vargas Llosa, ha sido un dato revelador y ejemplar para toda América Latina. Pudiera serlo también para España).

María Zambrano -exiliada voluntaria de España, como lo fueron Recasens, Ortega, Madariaga y tantos otros, a algunos de los cuales conocí en México- ha encontrado su sitio, con la edición de dos de sus libros en los que se advierte su singladura religiosa, filosófica y poética. Buena alumna de Ortega. Por cierto, que sigue La Moncloa queriendo nacionalizar a las exiliadas de la guerra, a medida que se van ejecutando los criterios del mando actual de la Defensa para que desaparezca el nombre de Franco, hasta en el rótulo del día en que se inaugurara -como el antiguo Ministerio del Aire- como Jefe de Estado (aunque no hubiese placa alguna sobre los asesinados en el Cuartel de la Montaña). Mientras, se sanciona a nueve soldados por velar con honores la tumba de Franco en noviembre de 2002.

De otro lado, ante la reforma de pensiones, se olvida que con la llamada "Ley Aído" dentro de unos cinco años se habrán producido más de un millón de asesinatos en el vientre de las madres, por lo que la demografía impedirá el equilibrio entre los pensionistas y los que han llegado a trabajar. Y Gabilondo sigue pertinaz en solicitar el diálogo y la participación para reformar la autoridad docente, mientras que la Ley de Educación para la Ciudadanía, la ley del matrimonio entre personas del mismo sexo y el Estatuto de Cataluña se siguen aplicando, especialmente el último, en las escuelas catalanas, y los alumnos tienen más facilidades para elegir el Islam o la religión evangélica que el idioma español.

Así las cosas, con estos y otros antecedentes ambientales, la llamada oración en Washington, presidida por Obama -en su origen religioso integrista y políticamente conservador-, se convirtió en una soflama, aparentemente de pedagogía moral. Recuerdo que cuando Rubalcaba era ministro de Educación fue a dar una conferencia a Majadahonda, municipio mimado por los socialistas, y también en sus escuelas estatales. Invitado por la consejera de Cultura, estuve cerca del conferenciante. Y a la salida, inspirado por mi experiencia europea en materia de educación le dije: "Sr. ministro, ha dicho lo contrario de lo que están haciendo", porque tuvo la virtud de saberse situar ante un público que ya era distinto, defendiendo la libertad y la calidad ante los padres.

Es la única habilidad del presidente español de su "oración". Saberse situar. Aunque omitiese el párrafo de su texto del Deuteronomio -que hablaba del pecado-. Aunque olvidase su radical y fundamentalista oposición negativa al laicismo. Y secuestrando el lenguaje de una perorata, en lo que ni siquiera pudo citar algún texto de Max Weber, en su magna obra "La ética protestante y el espíritu del capitalismo", que nuestro Legaz Lacambra ha traducido del alemán. No se atrevió, en cambio, a estar -no digo rezar- en la oración fúnebre del soldado español que, en la misma mañana de su viaje a Estados Unidos, pudo hacer Zapatero en Barcelona. Seguimos, pues, no sólo con la crisis económica -"Desconfianza total" (ABC, 5-2-2010)-, sino también con el creciente secuestro y manipulación del lenguaje y hasta de la "oración", acelerando la otra crisis, la de la credibilidad. Desde la verdad, que es la que nos hace libres, y no al revés.