DIVERSOS actos, o acciones, perpetrados por destacados miembros de CC y PP de nuestra ínsula me incitan a manifestarme como a continuación haré.

El reciente nuevo pacto CC-PP en el Ayuntamiento de Santa Cruz de Tenerife es una "furciada" (término que suele emplear con acierto mi querido compañero de página Francisco Ayala). Y lo es a los sufridos (¿acaso resignados?) residentes de esta cocapital de Canarias considerada "gran ciudad" al abrigo de la ley al efecto, y a requerimiento de sus regidores para fines que más benefician a estos que al Liborio que paga sus sueldos.

El pacto de referencia firmado por los dirigentes de ambos partidos, al menos por la presidenta insular del PP y el alcalde de la ciudad, ha asignado áreas de responsabilidad a los "otra vez" miembros del grupo de gobierno municipal. Así, don Ángel Llanos, quien fue candidato a la alcaldía por el PP en las pasadas elecciones (y que lo sería en 2011, según vociferó doña Cristina Tavío en un acto del PP en el Pabellón de Deportes), firmó entonces un pacto con el Sr. Zerolo por el que obtuvo áreas notables para los suyos, y fundamentalmente para sí el área de Economía y Hacienda y la vicealcaldía. Supongo que quien habría de ser designado alcalde en virtud de aquel pacto, y que venía siéndolo, contaba con su capacidad de controlar aquellas delegaciones. Con el tiempo, don Ángel Llanos se le subió a las barbas y el alcalde tomó la brusca decisión de destituirlo. No por las actuaciones en las áreas correspondientes, sino por manifestaciones del Sr. Llanos respecto a algún asunto colateral.

Como consecuencia de aquella decisión, todo el grupo del PP se pasó a la oposición, cosa con la que a buen seguro no contaba el Sr. Zerolo, dada su propensión a la compra de voluntades. Y así, dada su incapacidad para gobernar en minoría a pesar de ser el quinto alcalde mejor pagado de España (aunque seamos algo más de 200.000 residentes) y la multitud de "asesores" con que se ha ido dotando desde hace años (que también paga Liborio), procedió a lo del "gobierno de concentración" so pretexto de la crisis económica.

Como fuere, el alcalde ha vislumbrado las "necesidades primarias" de los concejales del PP y los ha vuelto a comprar para satisfacer su propia comodidad como regidor. Se le escapó de la compraventa una persona digna cual es don Alfonso Soriano. ¿Que tal pacto cuesta dinero a las arcas municipales?, ¡qué más da!, Liborio paga. ¿Que ha delegado la Economía y Hacienda en un nigundi al respecto?, ¡qué más da!, Liborio paga. ¿Que para que el concejal de la cosa aprenda qué es eso, y no perder el control, como antaño, tengo que ponerle un "asesor" que lleve realmente el asunto?, pues contrato a don Guillermo Núñez (que hace el nº 78) y ya está, ¡qué más da!, Liborio paga.

A todo esto, la misma CC que apoyó en el Congreso los presupuestos generales de Zapatero sabiendo que eran falaces ("malos para España y buenos para Canarias", que dijo expresamente doña Ana Oramas en sede parlamentaria) vuelve a apoyar al Sr. Zapatero en la subida del IVA. Con esto ha conseguido que se hable de CC en España. Desde luego para mal. ¿Es de recibo que se apoye en sede parlamentaria nacional algo que, además de falso, es malo para la España allí representada? ¿Es de recibo que en sede parlamentaria el Gobierno del Estado mienta y además se le apoye mediante "promesa de cheque"?

Aquí ya no se ponen colorados ni quienes se dicen rojos. La vergüenza ha alcanzado el nivel de vestigio. El pundonor de unos y otros anda por los suelos, salvo honrosas excepciones que vienen a confirmar la regla. Y el despilfarro continúa. Y la corrupción también. ¿Para cuándo no ya una rebelión, sino una revolución con la guillotina montada en la plaza mayor? Nada tendría de extraño ver cortar cabezas adultas, cuando desde las Cortes se ha promulgado una ley, con el visto bueno de la Jefatura del Estado, para la trituración de seres humanos en gestación.