EN UNA MISIVA que publicó este periódico en su sección Cartas al Director, una persona que firma con las iniciales L.H.R. y se presenta como una "murguera de siempre", desarrolla con mucho acierto el tema de las murgas de Tenerife, de las que dice que están en peligro de extinción, después de asistir, afirma, el pasado día 5 de este mes, al recinto del puerto de Santa Cruz, convertido en escenario del desarrollo del final del Concurso de Murgas de los Carnavales de 2010.

Escribo este ladrillo cuando, al haberse aliado la naturaleza con el buen gusto, se ha suspendido, en el Miércoles de Ceniza, el barriobajero Entierro de la Sardina, donde mucha gente da salida a sus más bajos instintos sin pararse a pensar que las burlas a la iglesia, al clero, al dolor ajeno y a una elemental decencia, aparte de despreciables, groseras e incalificables, constituyen delito si se denuncian por muy "tradicionales" que sean, que hay "tradiciones" que están mejor en el olvido.

Pero vamos al tema citado al principio. Nuestro comunicante comienza por destacar la mala ubicación, con falta de visibilidad, y añado, con ausencia total de condiciones acústicas que faciliten el entendimiento y comprensión de las letras murgueras, que son lo fundamental y no las machangadas que efectúan actualmente los conjuntos, imitando las indigeribles y antipáticas jeringonzas de los componentes de las chirigotas de Cádiz. Se extraña el señor L.H.R. de que los conjuntos no hicieron sonar los pitos, característicos de las murgas chicharreras, "que disfrazaran malas letras con coreografías y gestos sincronizados, olvidando lo que es criticar, la sátira y la ironía de siempre". Se pregunta la firmante de la carta si el actual es el principio del fin de las murgas de siempre y si "ahora sólo vale encadenar una serie de chistes fáciles para poder obtener galardones año tras año, desviando la atención de las letras con bailes, disfraces y distracciones en forma de chirigotas, pero con letras peores y con menos gracia. Ya se ve venir el cambio de pitos por guitarras y así poder ir a Cádiz a concursar como "chirimurgas". Nuestra comunicante afirma que pocas de las murgas concursantes -y cita a algunas- pudieron recordar que estábamos en Santa Cruz. L.H.R. echa la culpa de lo que está sucediendo a los responsables de Fiestas, a los que no les interesa nombrar un jurado que realmente entienda de murgas. A uno le viene a la memoria aquellas murgas de los inicios del Carnaval de posguerra, como la que todavía es Ni Fú-Ni Fá, y que actualmente ni se imita y no cuenta para nada. Inolvidables Los Megatones, Los Desesperados y tantas otras de la mejor época. Algunas son sólo un recuerdo.