1.- Ahora que llueve y truena me apetece hacer una disquisición metafísica sobre el dandismo. Escribiré dandi y dandy y diré por qué. El de Wilde, que fue detenido en el mismo hotel en el que yo me quedo, en Londres, el Cadogan; y el de Baudelaire. CésarGonzález-Ruano escribió un Baudelaire muy suyo, tan dandi. Los dandis nacieron en el XVIII y probablemente murieron a comienzos del XX, pero quedaron ejemplares de escaparate, como el propio César, que era descendiente de marqueses y señorito de Madrid. El personaje del GranGatsby fue un dandy de principios del XX, de cuando la gran depresión y eso, pero hay dandis que voluntariamente se crean y se reproducen y otros que llegan a serlo sin proponérselo. Este edificio del Cadogan se lo compró EduardoVII, hijo de la ReinaVictoria, a su amante, LillyLangtry, o al menos eso dice la tradición. En todo caso, aquí se hospedó la bella novia del rey. Fue el Cadogan la sede del primer movimiento dandy británico (es preciso, en inglés, escribirlo con y -griega-). Había un famoso juez en los Estados Unidos, en el far west, desde luego antítesis del dandy, que condenaba a morir en la horca a quien hablara mal de Lilly Langtry, que también recaló por el lejano oeste.

2.- Como brillante sucesor de César, Umbral se acercó al dandismo más como movimiento literario y como curiosidad que como forma de comportamiento. En todo caso, Umbral fue un dandi mucho más tardío y descolocado de fecha que lo que hizo fue reivindicar la obra del viejo maestro muerto y poco recordado. Yo no he leído las biografías que César compuso de Wilde y deZola, pero sí el espléndido trabajo que hizo sobre Baudelaire. Una de las personas que más saben de César en España es Miguel Pardeza, el futbolista internacional que ahora trabaja en el Real Madrid. Pardeza basó su tesis doctoral en la vida y en la obra de González-Ruano.

3.- El dandi trasciende de su definición de hombre elegante para meterse en todo un movimiento, en una filosofía, en una metafísica. Por eso la disquisición no es sencilla. Si nos acercamos a la obra de F. ScottFitgerald y a la adaptación cinematográfica de la novela (hubo cuatro, hasta ahora) quizá comprendamos mejor al dandy (en este caso anglosajón y, por tanto, con y -griega-), viendo actuar a RobertRedford frente a MiaFarrow, ésta en el papel inolvidable de Daisy, en el filme de JackClayton "El Gran Gatsby". Ahora quedan pocos dandis en España, quizá el último sea mi amigo Monzón, del que les hablé el lunes para una cosa de la radio. es, en cierta manera, un incomprendido, un hombre fuera de tiempo, un poco retrato de DorianGray, pero al revés: permanece joven mientras los demás envejecemos. Ya ven: siempre está presente otro , Wilde, y, como consecuencia, el dandismo. Por los siglos de los siglos.