En agosto de 2003 fui diagnosticado de metástasis ganglionar cervical derecha correspondiente a carcinoma epidermoide moderadamente diferenciado, cuyo primario fue catalogado de origen desconocido (TXN3MO). Fui tratado en agosto de dicho año con vaciamiento radical cervical derecho y radioterapia posterior. Como secuelas, entre otras, se me diagnosticó posteriormente un trastorno depresivo por el Servicio de Psiquiatría de Consultas Externas del Área Externa de Salud Mental dependiente del Hospital Universitario de Canarias. Esta secuela suele ser habitual en los enfermos de cáncer.

El 26 de junio de 2009 la psiquiatra que me había sido asignada me cambió el antidepresivo por otro que me provoca convulsiones en todo el cuerpo. Coincidiendo con esas fechas pasé la revisión anual del cáncer, y dos electrocardiogramas que me hicieron dieron como resultado "infarto", por lo que fui remitido al Servicio de Cardiología del Hospital Universitario La Candelaria, donde, después de las pruebas pertinentes, se concluyó que el diagnóstico era una ligera calcificación de las válvulas mistral y aórtica.

Para mi conocimiento, solicité un informe psiquiátrico y se me diagnosticó por escrito un trastorno bipolar sin clasificar. No se me hizo ningún tipo de prueba para concluir ese diagnóstico (por ejemplo, un test de trastorno de la personalidad).

Por otra parte, sistemática y periódicamente me fueron aplazando las citas concertadas sin ningún motivo justificado, llegando al punto en el que en 2009 sólo logré obtener una consulta, y este año, por lo visto, voy camino de lo mismo. Esta es la situación en la que nos encontramos los enfermos mentales a la hora de ser atendidos por dicho hospital. Quiero dejar claro que no responsabilizo a los psiquiatras ni al resto del personal por esta situación, ya que deduzco que lo que hace falta es contratar a más personal sanitario para que la Psiquiatría deje de ser la hermana pobre de la sanidad pública.

A lo peor, hasta es posible que el Gobierno de Canarias tenga interés en esta situación, pues cuanto más alienados haya más fácil le resultará manipular su voto; si no, ¿cómo se entiende la rebaja en los presupuestos de la Comunidad Autónoma de noventa millones de euros en los servicios de sanidad y educación?

Por supuesto, he presentado la correspondiente reclamación ante la Consejería de Sanidad del Gobierno de Canarias, que de antemano sé que no servirá para nada.

Carlos J. Barbuzano Rodríguez

(Santa Cruz de Tenerife)

Luego no nos quejemos

Sr. Director:

Cuando leo cualquier periódico peninsular, busco si hay alguna noticia procedente de las Islas Canarias que no sean las llegadas de pateras o algún gol de Pedrito en el Barcelona, que suelen ser las noticias que más privan por aquí respecto a nosotros. Por eso, en el periódico Expansión del miércoles 20 presté especial atención a un suplemento que se titula "Extra Viajes Fitur", con artículos curiosos, ya que sus autores son personas ajenas tanto al turismo como al periodismo, como Samaranch, Vicente del Bosque o Victoria Abril. En el fascículo de 32 páginas hay, además, una veintena de anuncios de todo tipo de entidades y actividades relacionadas con el turismo, y sólo dos se refieren a Canarias: uno, de un cuarto de página, de una red de hoteles en Fuerteventura, y el otro, a toda página, titulado "El alquiler de coches en Canarias", de una cierta compañía cuya única referencia para un lego como yo es su central de reservas con coordenadas únicamente de la provincia hermana.

No aparece por ningún sitio, claramente visible al menos, y para nada la provincia de Santa Cruz de Tenerife, y eso sólo es culpa nuestra. Así que no vengamos luego quejándonos de que lo que suena por ahí fuera es Las Palmas. Ellos, al menos, no dejan de anunciarse.

Jose Mª Segovia Cabrera

(Madrid)