1.- "¿Y de qué escribo yo este domingo?", pregunto, desesperado, a mi amiga . Ella no lo duda: "Habla de Haití y de las comisiones que los bancos cobran a quienes envían donativos", responde, tajante. Tiene toda la razón mi querida amiga farmacéutica. Los bancos españoles, que no conocen la vergüenza, aplican comisiones a la caridad internacional. Les cuento que yo era, hace años, benefactor modesto del comedor del padre Laraña, que en paz descanse. Pagaba 1.000 pesetas al mes y lo hice durante años. Un día me entero de que el Banco Santander se quedaba con 400 pesetas de cada recibo. Así se hace rica y así funciona la banca española. Incluso a costa de los niños indigentes, de los huérfanos de Haití, de los mutilados del terremoto y de los destinatarios de la solidaridad mundial. Pero no tienen reparo a la hora de condonar las deudas de los partidos políticos, ante la vista gorda del Banco de España, que ni siquiera se ha puesto a regular las comisiones bancarias. ¿Pago de favores a los dueños del país? Lean los periódicos y vean lo que dicen del perdón de deudas a los socialistas catalanes, a costa de los beneficios de los clientes de ciertos bancos. Y de la obra social de ciertas cajas. No hay decoro. El otro día, un empleado de mi empresa ingresó un cheque de 400 euros de Cajasiete a su cuenta de La Caixa. Es decir, le entregaba dinero. Como el cheque era de otra entidad, aunque operara a través del cajero, le cargaban 0,70 céntimos por el ingreso. Los damnificados de Haití no merecen que los bancos españoles se queden con su dinero. Lo dejo aquí, porque me sonrojo al pensar en la actitud de ciertos personajes de las grandes entidades crediticias españolas. Menos mal que no todos son iguales y que existen dirigentes de la banca y de las cajas muy conscientes y muy comprometidos con la sociedad a la que sirven. Y muy serios.

2.- Si me dejan, si me traen las pruebas, voy a demostrar que cierto personaje de verbena que organiza algaradas ha cobrado dinero de las asociaciones de vecinos por su "trabajito" de agitación. No se imaginen nada, que yo lo voy a publicar en cuanto me lleguen las fotocopias de los talones, o sus matrices. A lo mejor con estos y otros datos los incautos que han caído en sus garras se dan cuenta de la catadura moral del personaje y queda desenmascarado de una vez. Los mercenarios se han adueñado del solar isleño por la flojera de las personas decentes y a causa de la desinformación. No se dejen engañar por esta cuerda de desalmados que destruyen todo, que no construyen nada; parásitos.

3.- El PSOE está destruido. Lo han destruido. Sandra Rodríguez, corifea de López Aguilar en Tenerife, ha dicho poco más o menos que Jerónimo Saavedra es un elemento de la derecha. Le voy a decir algo a Sandra. Cuando ella aún permanecía en el bolsillo del Padre Eterno, Jerónimo luchaba por su libertad, para que cuando naciera, naciera libre. Cuando los mercachifles del joven PSOE canario de ahora se meaban los pañales, Jerónimo Saavedra se batía el cobre en los foros políticos predicando honestidad y sentido común. Si hay una persona coherente en el pobre panorama político socialista canario es Jerónimo Saavedra. Y si el PSOE quiere progresar en las islas no tendrá otro remedio que ir con él. Y si José Miguel Pérez pretende convertirse en secretario general de los socialistas canarios deberá seguir la senda de Saavedra, porque de lo contrario no sale. Sandra no sabe lo que dice. Lo peor que le pudo pasar al PSOE canario fue la llegada del políticamente trastornado López Aguilar, que con su coro de tipos raros crispó la política local hasta límites irresistibles. López aprovechó la ola, pero no ganó. Y esto hizo que se trastornara mucho más y que dislocara su actuación, su discurso y sus pensamientos. Sus compañeros de colegio lo llamaban "el Loco"; por algo sería. Sus actitudes histriónicas, viendo enemigos por todas partes; su odio al nacionalismo isleño; sus obsesiones múltiples, lo han situado en Bruselas, con un suculento sueldo. Pero ya no es ministro. Y pronto dejará de ser secretario general de los socialistas del Archipiélago. Y ha contagiado de su odio a casi todo a algunos jóvenes valores socialistas -como Sandra- y ha alimentado el ego equivocado de reconocidos perdedores -como Santiago Pérez-. Si José Miguel Pérez, hoy presidente del Cabildo de la isla de enfrente, quiere ganar el puesto de secretario general regional tendrá que contar con Saavedra. De lo contrario, que ni lo sueñe. Todos los socialistas canarios, sin excepción, incluidos el histriónico y el perdedor, deberían besar por donde Jerónimo pisa. E inclinarse a su paso.

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