Nos sorprendía Vd. el pasado 11 de noviembre en este mismo diario y en su Media Columna, calificando de desastre el litoral silense, o mejor dicho, lo que Vd. califica de desastre, porque al no ser Vd. ni residente, y dudo mucho que sea asiduo visitante de este pueblo, no ve o no le cuentan lo que rompe el litoral silense en este momento, y al azar cito una de ellas, por poner un ejemplo, y que tiene que ver con la masiva visita de sus paisanos, capitalinos y visitantes de alpargatas, como Vd. los denomina, que siguen pensando que los magos de Los Silos seguimos llevando taparrabos y nos inundan el litoral de basura día tras día con sus pesquerías, acampadas, desayunos, almuerzos y meriendas, que precisamente tienen que ser retirados por cuadrillas de trabajadores que paga nuestro ayuntamiento.

Creo, Sr. Ayala, que a lo que Vd. aludió en su escrito fue a un sinsentido de hace 40 años y que la única solución sería su demolición y sus consecuencias, y lo que le acabo de relatar sucede en estos momentos, pero, claro, Vd. ni lo ve ni lo soporta ni se lo cuentan.

En otro apartado de su escrito nos habla Vd. del Ingenio de Daute, por lo que leo ya tiene Vd. hecho su proyecto, su puesta en marcha y hasta una nominación para la protección por parte de la Unesco, sin pararse a pensar que este monumento es una propiedad privada donde el ayuntamiento no tiene que gastar, de momento, ni un solo euro en su reconstrucción y que en la actualidad alberga una explotación platanera de la que dependen de forma directa e indirecta más de 100 familias. ¿Qué hacemos? ¿Los echamos a la calle y los mandamos a comer a su casa? No dudo de que en otros tiempos que Vd. tanto añora y con sus malogrados paisanos en activo, no se lo hubieran pensado ni un momento, o sea ordeno y mando.

Avanza Vd. en su escrito y llega hasta el horno de la cal y se permite el lujo de decir que no ve una explicación visible, para que, según Vd., dicho monumento se encuentre en estado de abandono, pues, sigo insistiendo, Sr. Ayala, si fuese un visitante asiduo del lugar hubiera observado que a pocos metros del horno de la cal se comenzó la construcción de un dique de abrigo paralizado actualmente por motivos burocráticos y sería aconsejable la restauración de todo el entorno una vez hayan concluido todas las obras. Y no es que lo diga yo, lo dicen los arquitectos, amigos o enemigos de Los Silos, pero arquitectos.

Me gustaría seguir replicándole sobre este tema, pero no quiero abusar, porque quisiera dar mi crítica opinión sobre otra de su Media Columna de fecha 15 de diciembre, "Más sobre el caso Los Silos", donde ni entro ni salgo, si pasó o no pasó, o pasó en Los Silos, como pudo haber sucedido en el Ayuntamiento de Madrid. Donde entro es en su relato donde califica de un gesto de "amor y cariño" observar a una compañera de trabajo cuando se encuentran en el cuarto de baño, pero ¿seguiría opinando lo mismo si la observada fuese una familiar directa suya? Pregunto por preguntar porque seguro que Vd. también lavaría su ropa sucia en su casa.

No sé cuál será el motivo que le inspira a tenerle tanto odio y rencor a este municipio, será debido a algún trauma del pasado más reciente o Vd. sabrá, porque lo que le puedo asegurar para sacarle de la duda es que últimamente la "comidilla vecinal" no está centrada en las "flechas envenenadas" que nos envía, sólo está centrada en su persona. ¡Al parecer al fin se ha hecho notar! Y puedo permitirme el lujo de erigirme, sin miedo a equivocarme, en portavoz vecinal y decirle que reúne en estos momentos todas las condiciones para ser declarado "persona no grata".

Guillermo Hernández Doniz