LA FIGURA de D. Antonio ha generado durante muchos años grandes controversias entre la población de las Islas. Querido y odiado, los tiempos de tempestad e indefensión en todo lo que no fuera el seguimiento sin rechistar de las pautas dictadas que se dieron en la desembocadura, peor durante el curso, de la dictadura del general Franco quedaron atrás. Las nuevas generaciones, o las que vivimos el cambio, prácticamente rozamos sin conocer en profundidad semejantes imposiciones y ahora reclamamos lo que la democracia significa.

Aquí no se podía decir ni que antes hubo un pueblo que se defendió, noble y valientemente, de ser barrido, genética y culturalmente, de la faz de la Tierra. No se podía decir que estratégicamente podemos necesitar defender intereses diferentes, dada la distancia. No se podía decir que económicamente presentamos números de dependencia asistida y que con el control de los propios recursos, probablemente y dependiendo del "cómo", se saldría ganando. No se podían ni decir muchas cosas ciertas porque eran otros los escenarios que soplaban en España y en el mundo.

El mayor pecado achacado fue la creación, en 1976, tras la muerte de Bartolomé García Lorenzo a manos de la policía represora del régimen, de las Fuerzas Armadas Guanches, emprendiendo con su dirección una serie de actos de terrorismo entre los que se le acusa (por un teórico aviso de bomba como el que se hizo el otro día en el pleno del Ayuntamiento de Santa Cruz y que podía haber hecho cualquiera ya que desgraciadamente hay cientos de avisos de bomba amparados en la cobardía), muy injusta y suciamente del accidente de los dos Jumbos en el aeropuerto de Los Rodeos. A mi juicio, es tanto como acusar a las torres gemelas de ser tan altas o a Aznar de la tragedia que el extremismo yihaidista provocó en Madrid.

Por si alguien hubiera deseado un castigo para él, en abril de 1978, a las puertas metafísicas de la ONU, fue víctima de un cruel intento de asesinato del que se acusará y condenará a las fuerzas de seguridad españolas, obligando al Estado en una sentencia tan pública como la de Amedo y Domínguez, a pagar una indemnización importante al líder del independentismo canario. Aunque sobrevive, y esa es una de sus fuertes virtudes, su salud y movilidad quedarán mermadas para siempre y las muchas campañas de desprestigio harán mella en una población que no puede ver en África ningún ejemplo para la esperanza. Para entonces, Marruecos y Mauritania le habían retirado ya su apoyo y sólo mantenía los de Argelia, Libia, Benin, Guinea Ecuatorial, Tanzania y Zambia, en una opción de izquierda combativa decantada radicalmente hacia el africanismo, que si bien es indudable en el plano geográfico e histórico, necesita complementarse con el europeísmo, ya parte sustancial del sentir canario, y el americanismo del flujo y reflujo con los hermanos de lo que podría contemplarse como una Commonwealth Hispánica o Ibérica.

En 1979 el MPAIAC abandona el terrorismo. En 1986 Antonio Cubillo regresa a Canarias desde su exilio en Argel. Correspondiendo con ello (ha pasado demasiado tiempo, ha llovido demasiado y no cabe el pensamiento oportunista), las tortillas se han virado demasiadas veces y no puede ser más que de "bien nacidos" reservarle su lugar en las mesas en las que por Canarias se intente debatir en la diferencia.

Cuento como curiosidad que el último comando organizado fue detenido en el piso de arriba de mi casa, en la calle Calderón de la Barca, con seguimientos, por parte de los servicios secretos, interpretados después más tarde, a mi persona. Creo que se publicó que había un centro de adiestramiento en el norte de la isla porque en aquel tiempo con unos amigos era montañero del grupo Maha e iba frecuentemente a La Orotava. Pobrecito de mí, sin zorra idea de nada.

La determinación de marcar la vida por una causa, la bandera simboliza un legado, es un asunto tan viejo como el hombre, ¿héroes o locos? Lo que sí es cierto es que en el caso de las Islas hay razones de muy evidente peso para defender en cualquier foro una integración, con una globalidad que tiene sus pautas, pero haciéndolo desde lo que compone la esencia constitutiva de un Atlántico marcado por vientos ya interiorizados desde tres orillas.

Todavía hay quien aún le niega el pan y la sal. ¿Por qué?