EN UNO de los programas que modera en El Día Televisión mi admirado y muy querido compañero de oficio Paco Pallero, presencié cómo un contertulio, utilizando certeramente un símil futbolístico, dijo que Santa Cruz de Tenerife, en el conjunto de las capitales insulares del Archipiélago, había descendido a Tercera División.

Y cree un servidor que, si me apuran, hasta a categoría regional como mucho. Ya pasamos ese tremendo escollo en el camino del normal desarrollo ciudadano que es el Plan General de Ordenación, con el sorprendente resultado de una mayoría considerable que propiciaron los grupos de Coalición Canaria, Partido Popular y del Centro Canario Nacionalista de don Ignacio González, que es incondicional aliado de Miguel Zerolo, tras su integración en el grupo de gobierno por mandato del alcalde.

En esa sorpresiva sesión plenaria, que para muchos no tiene explicación después del movimiento masivo vecinal de protesta, el grupo socialista pidió al alcalde Zerolo, y me parece muy razonable la solicitud a la vista de las circunstancias, que se someta a una cuestión de confianza. Parece que no hubo respuesta, cuando la seguridad en unas convicciones, si es que la hay, obliga moralmente a altos cargos a someterse a esa prueba.

En Canarias, hace años, el entonces presidente del Gobierno y muy querido amigo de este periodista, Fernando Fernández, para mí uno de los dos mejores presidentes de ha tenido el Ejecutivo autónomo (el otro ha sido Jerónimo Saavedra), se sometió valientemente a una cuestión de confianza. Perdió Fernández pero más perdió Canarias.

Estoy casi seguro de que Zerolo no aceptará la solicitud socialista porque, aparentemente, su derrota está cantada. He leído, en este periódico, las razones legales que, contra el PGO, expone el abogado don Felipe Campos. Sus razonamientos parecen claros e inequívocos y, si llegan a los jueces, es necesario y es imprescindible que se sepa si hay razones o no las hay y, en todo caso, se obre en consecuencia. Pero que se dé al desconcertado pueblo una versión legal rigurosa del contenido del PGO y se demuestre hasta qué punto tiene razón o no los muchos vecinos que protestan.

Y volviendo a lo del símil futbolístico del principio, aparte del dichoso PGO, son muchas las cosas que califican a nuestra ciudad en Tercera o más baja División, entre ellas, que levante el dedo quien, casualmente, haya visto un "guindilla" de servicio en una vía de gran tráfico o en un barrio central o periférico de Santa Cruz. Yo vivo en el pomposo y muy poblado Centro Residencial Anaga y aquí ni los más viejos del lugar recuerdan la presencia de un guardia a cualquier hora del día o de la noche. En la avenida de Anaga, en la que el tráfico es tan denso como en la Gran Vía de Madrid, no se percibe ni un uniformado municipal desde los tiempos remotos en que el cabo Palmiro dirigía el tráfico en la esquina Barranquillo-Norte.

Y dejo aparte los adefesios urbanos vergonzosamente consentidos, y hasta elogiados, de la plaza de España, Alameda y otros lugares de esta ciudad que una vez fue bella y atrayente.