TARDÓ en salir, pero, por fin, salió la criada respondona. Una señora o señorita de Los Silos que se firma Mónica Ceballos Hernández me dedica una misiva que este periódico publica en su número del domingo último, día 3 de enero, en la sección Cartas al Director. Titula su escrito doña Mónica "Sobre lo ocurrido en Los Silos", tema que este periodista comentó oportunamente en la presente columna. En la "contesta", a la que también se refiere así mi contradictora, no he pretendido tratar peyorativamente a la Villa de Los Silos y a sus residentes por decir que es un pueblo tranquilo que genera pocas noticias en este ambiente polémico que estamos viviendo en nuestras islas y en nuestro país. No dedico mi "creatividad a las mujeres", sino que son las mujeres intérpretes principales del insólito episodio que comento. Lo de "calificaciones machistas" por mi parte es uno de los gratuitos adjetivos de doña Mónica, que tiene, digamos, la lengua expresiva más suelta de la cuenta.

Lamento tener un concepto distinto que el de doña Mónica en lo que respecta a la gravedad de los hechos y sigo considerando lo sucedido como una golfada impropia de quien o quienes lo cometieron, aunque respeto y no discuto el veredicto de los jueces. Y opino que, en todo caso, en vez de airear la cuestión de la forma que se ha hecho, la cosa podía haber quedado en una sanción administrativa interna y sin escándalo.

En cuanto a lo "burlesco" del tono de mis comentarios, no conté con que mi contradictora careciera de sentido del humor. A eso movía el hecho de haber sorprendido in fraganti a quien observaba furtivamente a una compañera de trabajo, ocurrido además en una corporación seria, prestigiosa y representativa como es un ayuntamiento.

Conforme con el derecho de las mujeres, y de los hombres, a la intimidad, que señala la ley y con que la observación clandestina de una fémina tiene componente sexual. Pero de ahí a considerar la visión furtiva un delito de sexo como la violación o los abusos semejantes, es legislar por su cuenta. Y no creo, como afirma mi contradictora, que "observar" a una fémina en el cuarto de baño sea un delito de abuso sexual si a la fémina no se le ha tocado ni un pelo.

Las monsergas sobre la lucha por la igualdad de las mujeres son pan de cada día y cada noche. Ustedes, doña Mónica, no "siguen atrapadas por la sociedad machista que es cómplice de la violencia de género". Eso es cosa de locos y de criminales, a los que, a veces, se les facilita el camino con alejamientos y otras medidas que constituyen un auténtico fracaso.