A Zapatero empiezan a incordiarlo las encuestas. Cierto que los expertos repiten hasta el cansancio que en el arte de la política seis meses son una eternidad. Cuanto más los dos años largos que quedan para las elecciones generales en el supuesto, claro está, de que el Gobierno decida agotar la legislatura. Por añadidura, antes hay unos comicios autonómicos y municipales que empezarán a indicar, de una forma más fehaciente que los sondeos, por donde van las intenciones de los españoles. Pero eso será en el 2011 y 2012 respectivamente. Antes, para respiro del hombre del talante, quedan seis meses de presidencia europea para los que Mariano Rajoy ha anunciado cierta árnica; lo contrario, según él, sería una falta de responsabilidad.

La mayor irresponsabilidad de la oposición, no sólo en estos momentos sino desde hace más de un año, es permanecer de brazos cruzados mientras el país se sigue hundiendo. Se está perdiendo un tiempo precioso. Mientras nuestros socios europeos están saliendo de la crisis, nosotros inauguramos un incierto 2010 con una subida de impuestos. Ningún país del mundo ha superado jamás un bache económico exprimiendo el bolsillo de los ciudadanos y empresarios. Pero Zapatero quiere ser diferente. Por eso se empeña en soluciones extravagantes o directamente a contracorriente. Un día nombra ministra de Defensa a una pacifista embarazada de siete meses, el otro promociona su Alianza de Civilizaciones -alianza que sólo apoyan los turcos; no porque les interese, sino porque les conviene tener un aliado para sus aspiraciones de entrar en la UE- y como todo lo anterior le parece poco, va a la cumbre del clima y dice que la Tierra no es de nadie sino del viento. Un genio como él no nos lo merecemos en este país de ingratos. Por cierto, ya que hablamos de inteligencias sublimes, ¿han detectado los astrónomos esa conjunción planetaria de la que habló en su momento Leire Pajín? Y la oposición, como digo, de brazos cruzados.

Ciertamente no hacer nada en estos momentos es lo que más le conviene al PP. Rajoy la perdería casi con toda seguridad una moción de censura, de la que Zapatero saldría reforzado. ¿Elecciones anticipadas? Incluso en el hipotético supuesto de conseguirlas, a los populares les tocaría bregar con la parte más dura de la crisis. Además, a Rajoy sí se le echarían a la calle los sindicatos. Frente a estos riesgos, esa política de brazos cruzados tiene la ventaja de permitir que Zapatero se ase en su propia parrilla hasta achicharrarse. Los problemas de España -desempleo, parálisis económica, falta de confianza generalizada, etcétera- no se resuelven presidiendo Europa. Se advierte un cansancio de los ciudadanos; un hastío que será aun mayor dentro de seis meses, cuando acabe el rollo europeo y la situación española, lejos de seguir igual que hoy -ojalá, Virgencita, nos quedásemos como estamos-, haya empeorado hasta límites insoportables y la gente se eche a la calle sin necesidad de ser convocada por los sindicatos del régimen. Entonces, apoyado Zapatero sólo por sus acólitos incondicionales, al PP la bastará con recoger la fruta madura caída a sus pies. Lo malo es que en el ínterin mucha gente seguirá perdiendo sus puestos de trabajo y engrosando las listas de la miseria. Esa es la gran irresponsabilidad de la oposición.