EL PASADO día 26 de diciembre iniciaba mi comentario en esta columna con unas palabras del consejero insular de Agricultura, que me parecieron honestas en cuanto reflejo de su preocupación y promoción de los productos canarios. Luego he venido a conocer algunos hechos anteriores que me llevan al convencimiento de que no es conveniente prestar credibilidad a las afirmaciones más o menos contundentes de la mayoría de quienes ejercen la política.

En el caso que me ocupa, quiero referirme al mismo consejero insular de Agricultura. Su presencia, el 3 de diciembre, en el acto de descorche del vino nuevo en la Bodega Comarcal del Valle de Güímar, pasadas las 18:30 horas, dio lugar también a palabras en defensa de lo nuestro. En pequeña reunión de grupo se le planteó la situación de desventaja que tiene el vino canario respecto al que entra en Canarias procedente de la Península. Se le hacía observar cómo es imposible competir con vinos que vienen subvencionados por el Estado y a los que no se les aplica el AIEM ni el IGIC. Y, además, el vino canario carece de ayudas para salir al exterior. El señor consejero eludía responsabilidad en la materia. Ciertamente eso corresponde al Gobierno de Canarias en su dialéctica con el Gobierno central (al que le aprueba los Presupuestos Generales y la Ley del aborto, entre otras cosas) y en su obligación de defender y promocionar nuestros productos. Pero el Sr. consejero es parte del partido político que sostiene al Gobierno de esta Comunidad. Y esas cosas han de estar claras en el seno de CC para hacerlas valer en todas las instancias. No es lógico pedirle al consumidor un determinado comportamiento en defensa de nuestros productos y sus productores, y llamarse andanas en cuanto a lo actuado (o dejado de actuar) por otras instancias donde gobierna el mismo partido.

Don Pedro Molina Ramos, presidente de la Asociación de Ganaderos de Tenerife, a quien escucho prácticamente todas las semanas en el programa local de la COPE, viene insistiendo una y otra vez respecto la discriminación que sufren nuestros productos (quesos, carnes, etc.) con los que vienen protegidos por el REA y aún otras prácticas (algunas de "dumping"). Y nuestras autoridades? a platicar lindamente y más nada. Siempre palabras, palabras, palabras. Pero "hechos son amores y no buenas razones". No es explicable que haya vinos en el mercado, procedentes del exterior, cuyo precio significa prácticamente el coste del continente (botella, etiqueta, gollete, corcho?). Lo mismo ocurre con ciertas cervezas en las grandes superficies, cuyo precio es inferior a lo que cuesta la lata que la contiene. Me permito una pregunta, ¿la comercialización de nuestros vinos corre de la mano de quienes importan los del exterior?

Metido en palabras de políticos no tengo por menos que referirme a las de ZP con los representantes de los agricultores y ganaderos en su reciente encuentro en La Moncloa. Les reconocía el Sr. Zapatero que la agricultura es "un sector estratégico de España". Es evidente que gobernar, lo que se dice gobernar, lo hace malamente. Pero dorarle la píldora al interlocutor de turno, lo borda. Si el Sr. presidente? del Gobierno de España está convencido que la agricultura es un sector estratégico del Estado ¿por qué se cargó el Ministerio de Agricultura? A lo peor resulta que es menos estratégico que cargarse nonatos y dinamitar el concepto de familia, para cuyo fin creó el Ministerio de Igual-da.