LO que está en Canarias no puede ser bueno porque si fuera bueno no estaría en Canarias. Así piensa el godo. A nosotros no nos entra en la cabeza -tendrían que trepanarnos el cráneo o realizarnos un lavado de cerebro- que los godos y los progodos sigan afirmando que esto es España. ¿Cómo puede tener alguien la poca vergüenza -no ya política, sino la desvergüenza más vulgar- de decir que Canarias es España, o que las Islas Canarias son un trozo de España, o que este es un archipiélago español? Eso equivale a decir que las Islas Malvinas son británicas. Lo son por razón de la fuerza armada que envió la señora Thatcher cuando los argentinos las ocuparon con el afán de nacionalizarlas. ¿No recuerdan los canarios la guerra de las Malvinas? Mediante su Armada, la Royal Army, los ingleses recuperaron sus dominios coloniales de ultramar.

España no llegaría a tanto si los canarios nos alzásemos en armas -que no lo haremos, porque queremos conseguir la independencia de forma pacífica- contra la Metrópoli. España no puede enviar fuerzas a someternos porque carece de ellas. Sentimos decir esto. Lo sentimos especialmente por los generales, jefes, oficiales y tropa del Ejército español, porque ellos son buenos profesionales que no tienen culpa del desmantelamiento de las Fuerzas Armadas llevado a cabo por el Gobierno de Zapatero. Es más, la aceptan con sacrificio, disciplina y abnegación. Una disciplina que los mueve a obedecer las órdenes de una ministra pacifista e inepta -una ministra parida-, puesta ahí por su jefe, el nefasto Rodríguez Zapatero, no para dirigir el Ministerio de Defensa, sino para ridiculizar al Ejército. Se nos revuelven las tripas ante lo que estamos presenciando. Preferimos quedarnos con Aznar, con la foto de las Azores y con Irak, antes que seguir por este camino. Antes que con los muertos de Afganistán y Madrid, Chacón y Zapatero. Por eso España, lo repetimos, no podrá actuar jamás como lo hizo el Reino Unido en el caso de las Malvinas. Tan disparatado es decir que esas islas son inglesas, como afirmar que Canarias forma parte de España. En ambos casos se trata de territorios que están en otro continente. Decir que los canarios somos españoles es tanto como decir que somos yanquis o australianos. Si hasta hay una hora de diferencia entre España y Canarias. ¿Cómo es posible que algunos insistan en afirmar que los canarios somos españoles, por mucho amor que le tengan a la falsa españolidad de este Archipiélago? Sólo los hipócritas y los cínicos políticos pueden decir que Canarias forma parte de España. Sin embargo, y esto va por algunos nacionalistas, mi bolsillo es mi bolsillo. Ande yo caliente...

Y entramos en materia.

Hace algún tiempo que no citamos en editoriales o comentarios a un ilustre nacionalista, cual es Juan Jesús Ayala, a quien felicitamos pues acaba de ser reelegido presidente insular del Partido Nacionalista Canario en Tenerife. El PNC se dignifica al contar con un dirigente como él. Es el propio señor Ayala quien nos da pie a que lo citemos por un artículo publicado ayer lunes, con el título "Manuel Azaña, en la memoria". Su planteamiento nos parece, en general, acertado, si bien le criticamos que cite juntos al Teide y al Roque Nublo. ¿Sabe usted lo que es el Teide, don Juan Jesús? El Teide es un coloso; uno de los mayores volcanes del mundo, que se eleva a casi 4.000 metros sobre el nivel del mar. ¿Sabe usted lo que es el Roque Nublo? Una simple roca como las que hay a porrillo en el Teide y hasta en La Gomera. Lo único majestuoso del Roque Nublo es la canción de Néstor Álamo "Sombra del Nublo", considerada como el himno de la tercera isla. ¿Qué disparate es ese, señor Ayala, el de citar al Teide junto a una piedra?

En cualquier caso, la reflexión que hace de Manuel Azaña en su artículo nos parece muy acertada. Tanto, que volvemos a reproducirla hoy: "Decía don Manuel: si algún día dominara en Cataluña la voluntad de irse, de remar sola su navío, sería justo el permitirlo y nuestro deber consistiría en dejaros en paz con el menor perjuicio posible para unos y otros, y desearos buena suerte, hasta que cicatrizara la herida y pudiéramos establecer, al menos, las relaciones de buenos vecinos". También los canarios queremos ser buenos vecinos de los españoles una vez conseguida nuestra independencia.

Frente a este acierto, yerra de pleno el señor Ayala cuando escribe que "ahora se está en momentos ciertamente de esgrimir potencialidades en los diferentes territorios que integran el Estado español, o que la historia los ha puesto bajo su tutela". Equivoca su pensamiento Juan Jesús Ayala al razonar de esta forma. ¿O es que lo ha asaltado una dosis de cobardía política? Porque, ¿qué territorios ha puesto la historia bajo la tutela de España? Ninguno que sepamos. Los españoles se apoderaron de todos ellos, de la misma forma que se apoderaron de los países sudamericanos, de los que luego fueron echados a patadas, y de Canarias, donde ya les queda poco tiempo de mamandurria. No obstante, don Juan Jesús nos proporciona alguna esperanza; por fin vemos que está vislumbrando la libertad de Canarias. Nuestra independencia no debe demorarse. Ha de ser un asunto de hoy para mañana. Falta muy poco para el año 2010. Y antes de que concluya, el Gobierno de España como mínimo debe haber iniciado los trámites para cumplir la Resolución 1.514 del Comité de Descolonización de los Pueblos, organismo dependiente de la ONU. Lo hemos dicho muchas veces pero consideramos importante repetirlo. Si para finales de 2010 la situación colonial de Canarias no se ha resuelto o está en vías de solución, la gente saldrá a la calle. No con violencia, pero sí para mostrar una rebeldía política hacia la Metrópoli. Habrá manifestaciones diarias, que serán pacíficas pero molestarán al amo que nos esclaviza, y hasta pintadas en las paredes aunque eso es algo que odiamos. Alguien alegará entonces, como lo hace ahora, que somos una autonomía. Mentira. También habrá quienes digan que la libertad hay que alcanzarla poco a poco, obteniendo cada vez un mayor grado de autonomía. Falso igualmente. ¿Por qué tenemos que esperar? ¿Por qué no asumimos de golpe toda la autonomía que nos corresponde? ¿Por qué esperar más para lograr nuestra libertad, si llevamos seis siglos sometidos?

No queremos concluir este editorial sin una referencia a las manifestaciones realizadas el domingo en nuestro periódico por el nacionalista canario e independentista Ricardo Castro, que acusa a CC de practicar "una política de sumisión hacia los designios del Gobierno español, tan sólo para poder seguir manteniendo sus poltronas y sus sustanciosos sueldos". Totalmente de acuerdo. Hemos dicho muchas veces que con nacionalistas tibios, teóricos y bolsilleros políticos no vamos a ninguna parte.

También acierta plenamente Ricardo Castro al manifestar que "España, temerosa de perder sus últimas colonias, nos sigue considerando como un archipiélago de Estado, o una región ultraperiférica. ¿Consecuencias? Marruecos extiende su Zona Exclusiva a las 350 millas, y poco más o menos, que para pescar en nuestras orillas le tenemos que pedir permiso al mismo Gobierno de Marruecos. Y para colmo, tanto España como Marruecos se aprovecharían de todos los recursos naturales que pudiera haber en los fondos de Canarias. ¡Miren cómo eso no ocurre en Madeira o Azores!".

Coincidimos igualmente con este patriota cuando afirma que "una vez que Canarias adquiera el estatus de Estado archipielágico, podrá tener el control absoluto de sus aguas, y podrá delimitar sus fronteras marítimas, tal y como está recogido en el Derecho Marítimo Internacional. Insisto en lo que dije antes: Madeira y Azores no son estados independientes, pero en materia de control de sus aguas y sus recursos, frenan a su mismísima madre patria, que es Portugal. Por contra, un ejemplo de la falta de control de nuestras aguas: en 1982, durante la Guerra de las Malvinas, la flota británica cruzó el estrecho entre Tenerife y Canaria porque eran aguas internacionales. Y también aguas de Marruecos, que puede anexionarnos cuando le plazca, añadimos nosotros.