ESTAMOS ante otro debate en el que la amplitud de la palabra "independencia" se cuestiona para Canarias con un pelado al cero. Ni primera línea en el Estatuto, ni Policía Canaria (POCA), ni aguas territoriales, ni gestión de puertos y aeropuertos... ni nada. La independencia, igual que el amor, la felicidad, la solidaridad y muchísimos más conceptos (casi todos) son cuestiones de grados, y cuando se razona en una sociedad democrática lo que se intenta es asumir la realidad lo mejor posible. Aceptando lo que no se puede cambiar, teniendo la valentía para dar un vuelco a lo que sí se puede y la inteligencia para diferenciar entre unos asuntos y otros. Como lejos y cerca o como joven y mayor, pueden existir unos consensos admitidos en cuanto al encaje adecuado de los términos, pero para las Islas (que pueden flotar en un pragmatismo nebuloso) siempre es el rapado a cero absoluto de Coto Matamoros. Se demuestra que hay miedo a la ubicación.

Yo creo que estamos de acuerdo en que Canarias no puede ser una región autárquica o aislada del mundo y la integración en todas y cuantas alianzas, zonas, comunidades... o proyectos que nos interesen, en tratos entre iguales, son fundamentales para remar hacia la dirección prioritaria a la que tenemos que estar abiertos en cualquier escenario futuro. Precisamente esa es una de las grandezas de este territorio abierto al mundo y situado en la encrucijada estratégica de tres continentes.

La economía es un claro ejemplo de qué tenemos que estar, pero sin duda alguna, desde la máxima perspectiva propia. Contamos con muy escasas referencias de diversificación, el tejido económico ha sido diseñado en la total dependencia sin motores extendidos y para el ocio comunitario. Compramos en el exterior bastante más del 80% -sin contar el mercado inmobiliario- de lo que consumimos, y por citar fechas próximas, ahora empezaremos a demandar turrones, jamón ibérico y cava en lo que no tiene una equivalencia virtual. Si hubiéramos negociado directamente, con los equipos que fueran, no hubiéramos vendido tan barato y comprado tan caro el producto de nuestro esfuerzo, que por eso tiene que ser complementado cada vez más ejerciendo la mendicidad ante el Estado y ante Europa.

Coalición Canaria y Partido Popular aprobaron una proposición no de ley presentada por Dulce Xerach Pérez (CC) que persigue la creación del dominio. Los grupos de gobierno consideraron que esta iniciativa contribuirá a la promoción exterior de las Islas en diversas materias, queriéndose subrayar que los colectivos sociales que lanzaron la idea en Facebook "no persiguen ningún objetivo nacionalista", sino que simplemente "son internautas que desean una terminación exclusiva para Canarias". Asimismo, dejó claro que poner en marcha esta propuesta "no es nada cara, en contra de lo que se ha dicho". Calcula que el precio -sólo para el registro- oscila entre los 35.000 y los 38.000 euros, y considera, además, que existe una gran ventaja con respecto a otras Comunidades: la Organización Mundial de Aduanas ya hizo una reserva excepcional para el dominio canario .ic por el régimen económico y fiscal diferenciado del Archipiélago.

Pero la cruda realidad es que no quieren admitir la más mínima prebenda de identidad consecuente con la sustancia del país, ni siquiera esta coletilla intrascendente y decorativa en internet, y se cuestiona desde la capacidad de gestión hasta incluso lo que no cuesta relativamente nada. Al igual que los dominios .es (de España) o .fr (de Francia), el .ic (Islas Canarias) o .can (Canarias) hacen referencia a país, a Estado o territorio geográfico y político contándose con él en muchos países sin Estado. La parlamentaria negó explícitamente que significara pedir la independencia del Archipiélago, un argumento que replicó el diputado socialista Juan Carlos Alemán, para quien aprobar la Proposición no de Ley significaba que la "independencia política -de las Islas- estaría reconocida".

No siendo esta la continua oposición socialista de "tapón troncónico de canariedad" que necesitamos (hay otras muchas cosas que cuestionar o a las que oponerse), la diputada comparó los dominios con "una denominación de origen canaria en internet", y dijo que era el momento de adelantarse a los acontecimientos y apostar por algo que "no es el futuro, sino el presente de las comunicaciones y la tecnología".

"Es una medida para distinguirnos, para que Canarias tenga una marca en algo tan importante como la red, para que las Islas se internacionalicen".