A CADA poco, y bajo el manto de un progresismo mal entendido, se toman decisiones que escapan a la razón y el buen juicio. Por ejemplo: la sentencia del Tribunal de Estrasburgo favorable a retirar de las escuelas la cruz con la imagen de Jesús crucificado ha enardecido a buena parte de la clase dirigente de la UE. En este contexto, y a pesar de no ser vinculante la disposición, el secretario general de la Conferencia Episcopal Española, don Juan A. Martínez Camino, calificó como discriminatoria la decisión del tribunal. Es más, los obispos consideran "poco o nada constructiva para Europa retirar el crucifijo de las escuelas" (sic). Mucho más contundente fue la respuesta de Silvio Berlusconi. El primer ministro italiano ha dicho que los crucifijos se quedan en las aulas de los colegios italianos a pesar de lo que diga el Tribunal de Estrasburgo. ¡Toma ya!

Como bien saben los lectores, la decisión del tribunal no va a pasar sin consecuencias en un ámbito como el de la UE, consolidado en torno a la libertad de pensamiento, de conciencia y, por supuesto, preferente con el credo de los católicos. En ese sentido, la decisión del tribunal no fue acertada ni conveniente ni, por supuesto, capaz de satisfacer a propios y extraños; es decir, salvo para los indiferentes o escépticos? muy pocos comparten un veredicto capaz de concluir en un cisma. Y claro, no está el horno para bollos. Eso sería como retroceder a los frentes abiertos entre católicos, protestantes/bohemios y/o calvinistas; en algunos casos, huérfanos del más común de los sentidos. Precisamente, la guerra de los Treinta Años, 1616-1646, se originó por -entre otros- Martín Lutero tomar la decisión de retirar el rebaño. ¿Me explico?

Incluso la señora que recurrió al Tribunal de Estrasburgo por considerar que el crucifijo viola el derecho de los padres a educar a sus hijos según sus creencias parece ser que no calculó debidamente los efectos negativos de la sentencia en el país origen de este lance. Por otra parte, y en el marco de esa pugna, un "soviético" de por aquí ha salido en defensa de la causa de la señora. Que si Franco, que si el "Cara al sol", etc., etc. El mismo repertorio de los progres/libertarios que no se lavan ni se cortan las greñas. ¡Qué asco!

Me gustaría saber cómo -a partir del veredicto- la susodicha va a educar a la criatura; liberada de la influencia del crucifijo, de las guerras y la crisis económica que acampa a sus anchas por el orbe. ¡Por Dios! Vaya manía la de algunos por hacerse notar. Con las miserias que asfixian a tantos que no tienen posibilidades para recurrir a pedir "justicia"; o trabajo para vivir y comer dignamente. ¿Se dan cuenta? Y otros dando de qué hablar en los medios; como si valiera para algo suprimir un símbolo colgado en alguna pared de por ahí; a lo mejor -digo- la señora prefiere los grafitis en el frontis de la iglesia del lugar más cerca del "nido" familiar. ¿No será? Claro, si no es creyente pasa olímpicamente de que Jesús murió para expandir por el mundo lo que se nos escapa del entendimiento y la razón. He ahí la fe de tantos que siguen dando el callo por algo que la dicente no tuvo en cuenta a la hora de hilvanar el recurso. O si se quiere decir de otra forma, aceptando cualquier discutible sinonimia a ultranza. En este caso, ni siquiera el resto de las confesiones religiosas aceptaron la sentencia; la mayoría ha dicho nones y sanseacabó la discusión. ¿Quién mato al comendador?": ¡Fuenteovejuna! Pues no se hable más.

PD: Lo raro es que unos decidan quitar la cruz del Señor crucificado, Jesús, el Hijo del Padre, y cuatro decidan construir un calvario para crucificar a un patriota como don José Rodríguez. Y a buenos entendedores?