UN INTERESANTE artículo que mi paisano y amigo Casimiro Curbelo, presidente del Cabildo insular de La Gomera, publica en las páginas en este periódico constituye un llamamiento a la utilización de lo que poseemos y no enseñamos para mostrar a los forasteros y a los mismos naturales de Canarias unas singularidades que muchos no conocen y que son un indudable atractivo para turistas y visitantes de nuestras Islas. Se trata, simplemente, dice Curbelo, "de potenciar nuestra singularidad: naturaleza, tradiciones, cultura, modo de ser de nuestras gentes de las diferentes islas, gastronomía, artesanía y, en general, ese costumbrismo distinto a todos los demás, que caracteriza a los canarios".

"No es cuestión -expresa Casimiro Curbelo- de tender la mano como pedigüeños para que se nos compense por la lejanía y la insularidad, sino de agudizar el ingenio y plantear inversiones que nos permitan sacar rendimiento a los valores que poseemos".

En lo que respecta a La Gomera, alude el articulista a la singularidad del lenguaje silbado, que es, que se sepa, único en el mundo, recientemente declarado por la Unesco Patrimonio de la Humanidad, como comenté, oportunamente, en esta columna. Cita Curbelo como igualmente importante, la concesión de la misma calificación, en 1986, al Parque Nacional de Garajonay, muestra viva de bosque de laurisilva que hace varios millones de años pobló Europa. Está en trámite ahora la concesión al mismo bosque de Reserva de la Biosfera.

Me pregunto, y agradecería que conteste quien lo sepa, si hay otros lugares del mundo que posean estos tesoros naturales que tiene La Gomera e, igualmente, Lanzarote con su Parque Nacional de Timanfaya, en el que pueden presenciarse esas pruebas de arrancar llamas de los hoyos hechos en la misma superficie de la montaña. Sigue citando Curbelo otras singularidades, como los fondos, con enorme variedad de fauna y flora, que ofrecen las Islas para practicar submarinismo; la bella orografía que permite un senderismo con lugares y paisajes inigualables. No sólo poseemos el Teide, que aparte de ser el pico más elevado de Canarias, es un volcán activo que entró en erupción por el monte Chinyero hace casi un siglo; los volcanes de La Palma, el de San Juan y el Teneguía, que erupcionaron en el pasado siglo XX, y varios volcanes apagados, que muestran lava petrificada, en Garachico, en Arafo y en otros muchos lugares de casi todas las Islas.

En el capítulo gastroagrícola, Curbelo cita la miel de abeja de extraordinaria calidad, la variedad de quesos que también se producen en las diferentes Islas y no mencionó, pero existen, entre los productos agroalimentarios, la variedad de frutos y tubérculos como la batata, el ñame, la papa, la castaña, la variedad y calidad de los vinos, algunos de los cuales como el malvasía, que se produce en los altos de Tenerife, en Lanzarote y en La Palma, tienen prestigio mundial.