"Parquedad en los elogios, que los halagos son cosas de hombres serviles y tan sólo a los mentecatos agrada el recibirlos". Así se expresaba un ilustre y, por desgracia para todos, desaparecido profesor y fundador de la Facultad de Ciencias de la Información de la Universidad de la Laguna, e impartía sus enseñanzas con sabiduría bajo principios de ética y profesionalidad que se requieren para el oficio de periodista.

Estoy de acuerdo en que hay que ir con la verdad por delante y combatir las ideas o programas perniciosos sin temor o miedo alguno, sin ningún tipo de contemplaciones, pero con mucho respeto a las personas que defienden otras ideas o postulados, porque ellas podrían, aún estando equivocadas, estar actuando de buena fe, y en muchos casos son los periodistas los que andan errados.

Para ser un buen comunicador ante todo antes hay que ser persona y no andar del tingo al tango, diciendo y desdiciendo, cambiando de opinión según convenga y donde dije digo ahora lo que me interese decir, al calor de las motivaciones meramente particulares y nunca en favor de la verdadera información.

No se puede hacer de una televisión local un auténtico búnker, con los cañones apuntando a todo aquel que no los quiera o no comparta sus formas de comunicar. El verdadero comunicador tiene que estar por encima de fobias y filias enfermizas, y antes de empezar a dar palos hay que saber bien las repercusiones de estos, y si existen verdaderas razones para ello, porque poner luego calmantes y ungüentos en forma de elogios sobre la herida de una injusticia, como fue el caso de Luismi, es tan sólo sumar villanía a villanía.

Al periodista, cuando estudia su carrera, se le prohíbe odontológicamente ser fanático, y tiene libertad absoluta para comprometerse en política, pero debe pintar las cosas como son, no como él quiera ni como le interese pintarlas. Los medios de comunicación son exactamente eso, "medios", nunca pueden ser fines sectarios, porque entonces se deja de ser un medio informativo para convertirse en un medio especulativo y meramente propagandístico.

Para ser un comunicador hay que ser antes persona, amigo, no amigacho por intereses mundanos y barriobajeros, y usar y no abusar de los medios por el bien del pueblo donde se vive, y como mucho persuadir al adversario y no sembrar el terror con constantes insultos y amenazas. Pero para eso hay que dejar la vanidad arrinconada, y trabajar sin servilismos, siendo valientes y generosos.

Las noticias en una sociedad democrática son la mejor medicina para serenar los ánimos en los trances difíciles, pero la rumorologia y el mal hacer de la profesión causan el efecto contrario. Así que cada palo aguante su vela por que el tiempo es quien ha dado y quitado siempre la razón y esta vez no será distinta, será implacable como ha sido desde el principio de los mismos.

José Ramón Carrillo Rodríguez

"Desamortización" en Tacoronte

La famosa Desamortización de Mendizábal, del siglo XIX, dejó sin bienes artísticos, patrimoniales, etc. a gran cantidad de instituciones de la Iglesia, bienes que, muchos de ellos, fueron a parar a manos particulares.

Pues bien, lo que se propone el Ayuntamiento de Tacoronte, a través del II PGO, aprobado el 24 de julio de 2009, es quitarnos, sin más, lo que a ellos les viene en gana para, según dicen, proteger mucho de lo que viene desprotegido por ellos mismos desde años ha. Por ejemplo, los barrancos, en muchos sitios con una "carama" (por cierto, término no recogido por el Diccionario de Canarismos ni en el de Millares Cubas) de basuras arrastradas (y no depositadas por los vecinos más próximos), impresionante, compuesta de hierros, plásticos, bidones, etc., etc. Límpielos el ayuntamiento, adecéntelos, que son hermosísimos, protéjalos sin demérito ni perjuicio de sus habitantes, que, por lo que a nosotros nos concierne, jamás hemos arrojado nada que pudiera perjudicar ni a su flora, ni a su fauna ni mucho menos dañar un cauce que si viene crecido (aquí todos la llamamos barrancada y es de temer) ¡Dios nos asista! Las piedras del barranco relucían entonces, y ahora es extraño ver alguna de sus piedras descubierta, por tanta y diferente basura.

Tengan en cuenta también los queridos "chabocos" de nuestros ancestros, de donde se nutrían de agua una vez quedaba transparente y en donde vi, siendo niña y jovencita, a una vecina que bajaba a lavar su ropa (¡blanquísima!) cuantas veces el barranco corría.

Así es que: desamortización en Tacoronte: ayuntamiento dueño y señor y nuevo de-sa-mor-ti-za-dor de los bienes de los ve-ci-nos.

Pero te digo, vaquero (versus alcalde/ayuntamiento): ¡ah! no, no. Has de pasar por encima de mi cadáver -y quizás no tardes mucho en pretenderlo- porque otros te lo impedirán. De eso estoy segura.

Mª José Glez. Dorta