SE PUEDE ENTENDER que en tiempos de crisis se reduzca la inversión estatal que le corresponde a una determinada comunidad autónoma, en este caso Canarias. Cuando toca ahorrar, les toca a todos. O a casi todos, habida cuenta de que algunas regiones, con crisis o sin ella, van a recibir más dinero en los Presupuestos generales del Estado del próximo año que lo percibido en el actual. Una situación satisfactoria en la que se encuentran, por ejemplo, el País Vasco, la Rioja, Navarra, Extremadura y Ceuta. Canarias está, en ese aspecto, entre las perdedoras, pues los 570 millones de euros que recibirá suponen un 1,1 por ciento menos que el año anterior, pese a que entonces ya hubo cierta reducción. ¿Y por qué? Pues, no lo sé; supongo que alguien lo explicará convincentemente a lo largo de las próximas semanas, considerando que la delegada del Gobierno en Las Palmas -sí, en Las Palmas-, Carolina Darias, se ha limitado a informar de las cifras sin hacer apenas comentarios subjetivos.

Las aclaraciones las realizarán a su debido tiempo los correveidiles locales de la progresía nacional. Quizá ya estén manos a la obra cuando estas líneas lleguen a los lectores. Primero dirán que el Presupuesto todavía no es definitivo, pues queda por delante todo el período de enmiendas. Nada nuevo, considerando que eso mismo dijeron el año pasado cuando el Gobierno central dio a conocer sus cuentas para 2009. Luego, como en los ajustes apenas se modificó algo que afectase a Canarias, comenzaron a jugar con los números. Mostraron día tras día estadísticas sesgadas con las que arrimar el ascua a su sardina -que siempre ha sido la de justificar a Zapatero por encima de todo-, y demostrar que las quejas del Gobierno de Canarias sólo respondían a un llanto de cocodrilo. Si la realidad choca con las ideas, malo para la realidad aunque se trate de una realidad aritméticamente incuestionable. Recuerdo que uno de los más conspicuos defensores de la bondad de los Presupuestos con Canarias fue José Segura, reiteradamente apaleado por Juan Fernando López Aguilar -representante en estas Islas del socialismo zapateril-, aunque parece que a algunos les va la marcha.

Se puede entender, como digo, que tal y como están las cosas el café no alcance para todos. Ardo en deseos, sin embargo, en ver cómo justifican López Aguilar, Santiago Pérez y otros pretores vernáculos de Zapatero que Canarias siga estando por debajo de la media española en cuanto a inversiones públicas por habitante. No vale, en ningún caso, argumentar que a Baleares, Navarra y el País Vasco les corresponda menos; cada cual es libre de protestar o permanecer callado. Lo que cuenta de verdad es analizar si existen razones objetivas para protestar porque un territorio a bastante distancia del continente obtenga menos que la media de las regiones españolas. Por supuesto que sí; existen sobrados motivos para la queja y no son baladíes. Por aspectos meramente territoriales, las crisis afectan con más dureza a los territorios insulares que a los continentales. Es más fácil desplazarse desde Sevilla a Madrid, aunque sea haciendo autostop, que de Tenerife a Las Palmas. ¿Se puede retorcer la geografía para justificar el menor gasto en Canarias? Naturalmente que no. Sí se pueden trastocar, en cambio, las cifras. Un baile de guarismos cuyos danzarines, los mismos de siempre, pronto veremos en escena.