ESTA SEMANA ha sido trágica para nuestras Islas, sobre todo, para la Isla Bonita que ha estado cubierta de llamas durante varios días. Los incendios ocurridos en los municipios de Villa de Mazo y Fuencaliente han dejado un paisaje desolador. Además de las 2.700 hectáreas que se calcula que han sido afectadas, tenemos que hablar también de las evacuaciones de más de 4.000 vecinos de sus hogares, de la pérdida de bienes materiales, y de otros bienes que no se pueden cifrar y que son imposibles de sustituir, porque forman parte de la vida y de los recuerdos.

Esas imágenes de bosques ardiendo, casas y coches calcinados, tristeza y desesperación en los ojos de los afectados, nos han traído a la memoria los incendios devastadores del verano de 2007, cuando se quemaron en las Islas, especialmente en Tenerife y en Gran Canarias más de 50.000 hectáreas y hubo que evacuar aproximadamente a 12.000 personas, muchas de las cuales también perdieron sus hogares y pertenencias.

En lo que llevamos de verano, ya han ardido en España más de 75.000 hectáreas, superando así las 40.000 calcinadas en todo el año 2008. Y sin acabar este año, y esperando que ninguna comunidad autónoma vuelva a sufrir un incendio, han ardido 34.000 hectáreas más que en todo el año pasado. Sin duda, un verano para olvidar, de esos que dejan mal sabor de boca, porque a pesar de que en Canarias no tuvimos que lamentar la pérdida de vidas humanas, si es cierto que en los demás incendios ha habido víctimas mortales.

El Partido Popular de Tenerife entiende que estos episodios no deben utilizarse como arma política. Pero sí que pueden hacernos reflexionar sobre muchos aspectos ligados a la forma de gobernar y las decisiones que toma el Gobierno de España. Porque, señores, lo cortés no quita lo valiente.

Me explico. Ya el año pasado, criticamos que el Ejecutivo central destinara a Canarias 200.000 euros para la prevención de incendios, siendo la Comunidad Autónoma que menos apoyo económico recibía de toda España por este concepto. Y en 2009, pese a las peticiones del Gobierno regional y de los cabildos insulares, nos volvió a ocurrir exactamente lo mismo.

Nuestro Archipiélago se quedó a la cola en esta materia y hemos vuelto a contar con tan sólo 33 millones de pesetas para toda Canarias. Una cantidad irrisoria si tenemos en cuenta que según el indicador de "Naturaleza y Biodiversidad" somos la segunda comunidad autónoma que experimentó un mayor crecimiento de masa forestal. En concreto, un avance de casi el 20 por ciento, según el Inventario Forestal, y sólo por debajo de Extremadura.

Es decir, pese a que contamos con un alto volumen de masa forestal a proteger, superior a otras autonomías, como por ejemplo Andalucía o Cataluña, estas regiones reciben cantidades muy superiores para la prevención de incendios que superan los 3,5 y 2 millones de euros, respectivamente.

De los más de 18 millones de euros que el Estado aporta para la mitigación de la desertización y la prevención de incendios, Canarias sólo recibe un 1,10 por ciento de estos fondos que destina el Ministerio de Medio Ambiente, Medio Rural y Marino. Queda claro que el Gobierno socialista no ha tenido en cuenta ni la masa forestal ni los riesgos de incendios de nuestras Islas, ya que en ambos casos nuestra comunidad se encuentra en una posición muy destacada.

De hecho, el informe de Adena, conocido como el Incendiómetro 2009, nos sitúa dentro de las cinco comunidades con más riesgo. Nuestra vulnerabilidad a los incendios es de más de un 60 por ciento, cifra que compartimos con Cantabria, y sólo por debajo de Galicia, Castilla y León y Castilla La Mancha. Todas las demás regiones presentan un nivel de riesgo de incendios inferior a Canarias, pero reciben más dinero del Ministerio para la prevención.

No queremos pensar que el Gobierno socialista haya caído nuevamente en la tentación de emplear criterios políticos y no técnicos en la distribución regional de las ayudas. Lo que sí es cierto, es que con estos datos queda claro que Canarias necesita algo más que 33 millones de pesetas para este concepto. Y las pruebas, desafortunadamente para los canarios, las vemos, año tras año, con los incendios.

Me consta que los siete cabildos insulares están haciendo una labor ejemplar al frente de los planes que mantienen contra posibles incendios, y que trabajan junto al Gobierno de Canarias para evitar estos sucesos; por eso, es necesario que el Estado también nos ayude, no sólo manteniendo los medios de años anteriores sino mejorando anualmente estos dispositivos.

Así, permítanme que en este caso destaque el esfuerzo y la labor de todos los efectivos, más de 3.000, que trabajaron para sofocar el incendio de La Palma. A la Unidad Militar de Emergencias (UME), a la Brigada de Refuerzo contra Incendios Forestales (BRIF), a los diferentes cuerpos de Bomberos, y a todas esas personas que de una u otra forma colaboraron, quiero felicitarlos por la coordinación tan ejemplar. Gracias a todos por ayudar a que la Isla Bonita dejara de arder.

* Presidenta del PP de Tenerife