NO HA TRANSCURRIDO todavía un mes desde que un político, cuyo nombre me permitirán ustedes que no cite, me aseguró que ni su partido tenía en estos momentos dinero para hacer encuestas, ni éstas servían para nada a dos años y pico de las elecciones municipales y autonómicas. Cuál no sería mi sorpresa al ver publicado un sondeo sobre conocimiento y estimación popular de determinados líderes locales. Lo que más me llama la atención es que unos son muy conocidos pero poco apreciados, y otros muy valorados pero poco conocidos. Bien es verdad que unos pocos -los inocuos para los intereses de cierto partido- adquieren en dicha encuesta el doble mérito del conocimiento y la estimación. En fin, tan sólo apunto que este sondeo, cuya existencia me comentaron una semana antes de que se publicara dos políticos con cargos destacados en formaciones diferentes, dado a conocer en pleno agosto y con la que acaba de caer en el Ayuntamiento de Santa Cruz, da que pensar. No digo que pensar bien o mal; tan sólo afirmo que induce cierta duda. Y lo dejo ahí.

Lo dejo ahí porque hay otros datos más importantes que el aprecio popular por Bermúdez o Llanos, o el conocimiento intrínseco que los tinerfeños pueden tener de Cristina Tavío, Ana Oramas, Pablo Matos o Santiago Pérez; político este último muy popular, dicho sea de paso y sin atisbo alguno de mala intención, en los juzgados a los que acude con relativa frecuencia para denunciar a todo el que se mueva. Los datos más importantes y más preocupantes de los que hablo se refieren, cómo no, a la economía y los acaba de exponer el vicepresidente del Gobierno autónomo -y consejero del ramo-, José Manuel Soria. Indica Soria que el déficit público acumulado en Canarias a 31 de diciembre de este año será de 454,9 millones de euros, cantidad a la que habrá que añadir las ampliaciones de crédito derivadas de las sentencias judiciales desfavorables -como Tebeto-, la incorporación del remanente del ejercicio anterior y otros gastos, con lo cual dicho déficit alcanzará los 849,7 millones. Si a esto añadimos que el Gobierno regional prevé para 2010 una reducción de ingresos de 302 millones de euros, a todas las consejerías no les queda más remedio que apretarse el cinturón más de lo que lo han hecho este año, que ya es decir. ¿Dónde están los brotes verdes?

No los hay. La crisis, por mucho que lo nieguen los políticos -y hasta cierto punto hacen bien en negarlo para no sembrar más pánico- aún no ha tocado fondo. Acabo de realizar un viaje a ras de suelo -como me gusta- por tres países europeos. Periplo en el que he vuelto a ver, como antaño, a mochileros y también a gente haciendo auto-stop en las cunetas. El año pasado, y el anterior y el otro de más atrás, el piberío no se echaba a Europa cargado con la mochila a la espalda. La juventud desperrada pero aventurera se iba a Tailandia, a Australia; por ahí. Ahora todos se quedan más cerca de casa, porque ni siquiera tienen ese exiguo dinero en el bolsillo que les permitía un vuelo de bajo coste a las antípodas. Posiblemente el próximo año no puedan realizar ni una excursión por los aledaños de la ciudad en la que viven.

Frente a esta realidad -la única que tenemos por delante- ya me dirán ustedes si importa mucho la popularidad o la estimación de media docena de políticos al uso.