Reveladoras son, con toda certeza, las declaraciones que efectúa el portavoz de Esquerra Republicana de Cataluña, Joan Ridao, sobre el modo en que se fraguó el acuerdo alcanzado recientemente entre el Gobierno de la Nación y la propia ERC-tripartito catalán sobre la financiación autonómica. Cuenta Ridao al diario El Mundo el diálogo que él mismo había mantenido con el presidente Zapatero: "¿Con qué socios vas a aprobar los Presupuestos, y como vas a ir a la presidencia de la UE si no los sacas?

Así que haz un esfuerzo y pon más dinero sobre la mesa", recomendó Ridao. Y añade que "Zapatero es quien dice a la vicepresidenta Salgado que hay que poner más dinero, aunque sepa que va a incrementarse el déficit público y que va a aumentar la deuda del Estado. Eso es algo que Solbes no habría aceptado".

La conversación se produce el 11 de julio, cuando da comienzo el último tramo de las negociaciones.

De manera que, como era bastante conocido y hasta evidente, Pedro Solbes se había convertido en "el problema" que impedía al Gobierno elevar su déficit y sus compromisos de endeudamiento en estos tiempos de crisis.

Solbes, recuérdese, había sido el artífice del éxito de haber conseguido superávit en las cuentas públicas y aspiraba a seguir manteniendo en lo posible esas cuentas saneadas o, por lo menos, en límites asumibles. El testimonio de Ridao es suficientemente explícito: "Durante muchos meses, el problema fue él", dice de Solbes. "Nadie esperaba que el Gobierno tuviera un cajero tan incómodo como Solbes, cicatero, tacaño. A mí me lo dijo Zapatero, me dijo que era el verdadero problema". Y superar ese escollo parece que fue el propósito de su relevo en la vicepresidencia económica, situando al frente de las cuentas públicas a una persona menos intransigente en esta materia.

Y en ese sentido, dice Ridao que Zapatero llegó a comentarle: "Ya lo hemos echado", u otra frase un poco más elegante, admite el portavoz de ERC. Y a partir de ese momento, Zapatero dice a Salgado que hay que poner más dinero, algo que Solbes no hubiera aceptado.

Y habla luego de la "presión brutal" a la que ERC somete al Gobierno en la estrategia de negociación de la financiación autonómica. Esquerra vota contra el Gobierno socialista en el Congreso y fuerza sucesivas derrotas del Gobierno en materias como la supresión de ministerios o en techo de gasto para 2010. "Nunca habíamos hecho eso de apoyar al PP en las votaciones, pero esta vez lo hacemos", confiesan los republicanos. "Íbamos a saco y estábamos decididos a seguir... Y así entramos en la fase final. Decidimos ir a por todas, dice el estratega de ERC.

Cuando Zapatero le dice, a finales de junio, "hemos hecho un esfuerzo descomunal", Ridao replica que aún no es bastante, y que aún hay que hacer un esfuerzo mayor y poner más dinero sobre la mesa, porque con los nueve mil millones adicionales no hay bastante. Y a partir de ese momento, siempre según el relato de Ridao, se produce el diálogo con la vicepresidenta Salgado. Puigcercós y Ridao ponen entonces el listón en los 3.800 millones de euros que había planteado la Cámara de Comercio barcelonesa. El propio consejero Castells estaba "superado" por las pretensiones de Esquerra, que superaban las propias. "Castells estaba ya desencajado", confiesa Ridao, cuando rechazan los 3.500 que propone el Gobierno, y llega a amenazar: "esto se puede ir a la mierda por vuestra intransigencia".

Pero el pulso logra el efecto deseado. Hasta que el sábado, 11 de julio cuando Ridao y Salgado consiguen cerrar el laborioso pacto, y el día siguiente, la vicepresidenta se presenta ante los españoles para anunciar que ha logrado diseñar el modelo definitivo de financiación para el verdadero Estado de las Autonomías...

Llega entonces la frase "heroica" de los dirigentes de ERC: "Hemos doblado el pulso al Estado, y seguiremos ahora el camino hacia el Estado catalán"...

Todo un ejemplo de cómo un pequeño partido, republicano e independentista, logra -como ellos mismos proclaman- doblar el pulso al jefe del Gobierno de la Nación y dejan en ridículo, con su revelación de la estrategia de conjunto, tanto al Gobierno de la Nación como al tripartito catalán, a Zapatero, Elena Salgado y Castells, y el pueblo español en su conjunto, todos víctimas del chantaje y la extorsión política.

La revelación del episodio no colabora a la buena fama de los dirigentes de Esquerra, ciertamente, que demuestran procedimientos más allá de lo admisible.