1.- Para mí es mañana cuando empieza el verano. Cuando se detiene el mundo y la gente piensa más en la playa que en la crisis. Para los del Gobierno será un alivio. Una estadística dice que el 60% de los canarios ha elegido las islas propias para pasar sus vacaciones. Es decir, no saldrán fuera. Ellos no saben que su actitud arregla bastante la situación del sector turístico, muy olvidado por los españoles y por los extranjeros este año. Lo del abandono de Canarias por parte del Estado se repite en la historia. Cuando vino AlfonsoXIII, en 1906, trajo con él a varios ministros para evaluar la situación de las Canarias. El informe posterior de Romanones al Consejo de Ministros fue demoledor. Aquí estábamos en la prehistoria. Ocurrió algo parecido cuando Alfonso XIII visitó la comarca extremeña de Las Hurdes. Sus habitantes vivían casi como en la época de las cavernas. Hoy, en pleno siglo XXI, España reconoce muy tarde que Canarias está mal. Que los datos de nuestra economía son demoledores y que probablemente provocarán pronto una depresión profunda en el ciudadano más optimista. Lo malo que tienen Zapatero y su mariachi es su falta de credibilidad. Yo no los creo, porque han inundado de mentiras este país. Y pienso que todo lo que prometieron anteayer también lo es. Y pienso que han venido aquí como los gobernantes a una colonia.

2.- Pero es julio. El paréntesis del verano no aliviará el dolor de las familias en paro. Los datos siguen siendo terribles. La Cámara de Comercio de Santa Cruz de Tenerife pronostica que en diciembre tendremos el 31% de la población activa desempleada. Y todavía viene Sebastián, el ministro, a hablar de los créditos ICO para el sector turístico. Él sabe que es mentira, porque los créditos los conceden los bancos, por muy ICO que sea, y los bancos no asumen riesgos; sólo prestan sobre seguro. ¿Y quién dice que, hoy por hoy, el sector servicios es un sector seguro? Los ICO son otra mentira del Gobierno socialista. Una más.

3.- Ya lo ven; otra vez julio. Comienza el tedio oficial. Los políticos y los funcionarios sí podrán irse de vacaciones. Son los grandes ausentes de la crisis. Ha llegado el momento de constatar que los empresarios son más pobres que los trabajadores. Son los pequeños y medianos empresarios los que peor lo pasan, porque ni siquiera tienen 18 meses de paro, ni ayudas para después de los 18 meses. Es el país al revés. Y, encima, el Gobierno quiere subir los impuestos en septiembre, aunque todavía no ha dicho cuáles. El aumento de la presión sobre los combustibles va a originar 1.000 millones de euros anuales de recaudación. No está mal. Y siempre a costa de los mismos.