SE ACERCA 2010 y los países víctimas del colonialismo templan las armas. Parece que todo se desarrollará por la vía pacífica, al menos en lo que respecta a Canarias. ¿Quiénes son estas colonias apremiadas a liberarse del yugo metropolitano que las sojuzga? En principio, los que reclaman su libertad con más urgencia son los territorios franceses de la Polinesia, la isla de la Reunión, Martinica, Guadalupe, la Guayana y todos aquellos puntos en los que ha habido disturbios contra el Gobierno de París. Es decir, altercados contra la metrópoli por culpa de la metrópoli.

POR lo que respecta a las Islas Canarias, su ignominiosa situación colonial ya es conocida en la ONU y en la OUA a través de escritos que han salido de Tenerife, Londres y otros puntos, así como los propagados por Internet. No obstante, debemos recordar que no sólo son estos los territorios en la lista del Comité de Descolonización de la ONU. También están Groenlandia, Córcega, Cerdeña, las Malvinas, Puerto Rico, etcétera. De todos ellos, el mejor perfil colonial le corresponde a Canarias. Nuestro Archipiélago es un perfecto ejemplo de colonia, a pesar de que los avispados godos han intentado disfrazarnos de comunidad autónoma para mantenernos en el redil. Sabemos, y eso lo hemos dicho muchas veces, que tan burda treta no les dará resultado ni siquiera a medio plazo. Somos una colonia descarada y sometida como ninguna otra en el mundo por la fuerza de las Fuerzas; es decir, por la Fuerzas de Orden Público y las Fuerzas Armadas. Canarias está avasallada por sus amos peninsulares en Europa, aunque no formamos parte de Europa. A los amantes de la españolidad les recordamos que estamos situados a pocos metros y minutos de África. No obstante, nuestra cultura es europea y queremos mantenerla así, de la misma forma que deseamos conservar las relaciones comerciales y culturales con España y Europa, al igual que con América y otros países del mundo.

SI Canarias no es una nación independiente, o está en proceso de descolonización mediante unas conversaciones para recuperar su soberanía antes de que concluya el año 2010, Marruecos tendrá a su favor todos los argumentos para que los isleños pasemos a ser marroquíes. Al Gobierno de Rabat le ampara para reclamar Canarias el hecho de que estamos muy próximos a sus costas, integrados en sus aguas e inmersos en su Zona Económica Exclusiva. Para evitar esto, es necesario que Canarias sea un país libre, como ya lo era antes de que se produjese la brutal conquista que supuso el genocidio de una parte importante de la población aborigen. Esta tarea de mostrarle al mundo nuestros derechos y necesidades la está realizando el Movimiento Patriótico de José Luis Concepción, el CNC-MPAIAC de Antonio Cubillo, los independentistas de Lanzarote y Las Palmas, la inteligente y bien informada Comunidad Canaria en Londres y, por supuesto, EL DÍA de Tenerife; un periódico que siempre ha llorado la inhumana conquista que sufrieron nuestros padres y antecesores guanches, y que tanto ha ensalzado la naturaleza de esta tierra porque la llevamos en el alma. Los canarios somos distintos a los peninsulares por bonhomía, y somos aún mucho más diferentes del godo que nos avasalla y trata de mantenernos bajo su bota, como los lacayos que debían tumbarse en el suelo para que su señor se limpiase las suelas en sus espaldas.

O SOMOS independientes, o seremos de Marruecos. De hecho, todo lo que podría ser de Canarias, o poseer los canarios en comandita con el reino alauita, como por ejemplo los posibles yacimientos de gas y petróleo, va camino de ser sólo de Marruecos. Ya se vislumbra este filón. Y España, de forma artera, trata de apoderarse de él con la intervención de una de sus empresas petroleras. La parte del oro negro que le pudiera corresponder a Canarias por su situación pasará a manos de los peninsulares, pero no de los isleños. Así continúa el saqueo a que nos ha sometido la Metrópoli durante seis siglos. En definitiva, el Archipiélago continúa sin poder administrar sus riquezas.

Y aquí una pregunta algo aislada: ¿por qué, y a cuenta de qué, se insiste tanto en decir que somos españoles cuando España está allá muy lejos? Confiamos en que naciones sudamericanas, e incluso los Estados Unidos, que ven ahora comprometida la continuidad de Puerto Rico como una de sus colonias (en este caso camuflada como Estado Libre Asociado), comprendan la situación avasallada de Canarias y contribuyan a remediarla. En el asunto de Puerto Rico ya ha intervenido el Comité de Descolonización de la ONU. También lo han hecho naciones como Cuba, Venezuela y Ecuador. Los gobiernos de estos países le exigen a los Estados Unidos que le permita al pueblo puertorriqueño ejercer su derecho a la libre determinación e independencia. Jamás se hace referencia alguna a una consulta o referéndum para que este país recobre su soberanía, sino a la libre determinación o autodeterminación; un concepto equivalente a manifestar que es el pueblo el que debe decidir su futuro, al margen de los intereses de la nación extranjera que lo esclaviza. Lo único que las colonias deben hacer bilateralmente con los países que las someten es establecer conversaciones para el traspaso ordenado de poderes y funciones, tales como las concernientes a Sanidad, Justicia, Educación, Orden Público, etcétera. Nunca procede un referéndum de autodeterminación en territorios que ya eran libres antes de ser invadidos. Ese es el caso de Canarias, cuyos habitantes ya eran libres cuando fueron criminalmente invadidos, esclavizados y asesinados.

HACEMOS un paréntesis para enviarle una nota a nuestro ilustre colaborador Juan Jesús Ayala, al que tenemos por un gran nacionalista, aunque tibio, tibio. Y teórico. Dice en su artículo publicado el pasado jueves en nuestro periódico que "aquellos que transitan por la senda del nacionalismo persiguen como fundamento llegar a la meta deseada. A la construcción nacional de un territorio concreto y, a partir de ahí, a la independencia. ¿Pero cuándo? Esto no podrá ser cuando uno quiera, cuando uno piense por los demás. Será cuando los demás se hagan partícipes de esa idea y la hagan extensiva, compartiéndola entre sí, camino ya del objetivo trazado desde un espacio cultural común". ¿Cuándo, don Juan Jesús?, le preguntamos nosotros. ¿Cuando don Zapatero y otros godos se dignen a perdonarnos la vida y concedernos nuestra independencia?

Por cierto, ya que estamos preguntando, formulamos una cuestión a nuestro juicio importante: ¿qué va a ocurrir con los nacionalistas tibios, con la nacionalista que practica la política pura en Madrid, con los amantes de la españolidad y con los "europeos" que viven en estas Islas tan próximas a las costas de África, cuando Canarias sea un estado soberano? ¿Qué va a ser de ellos?, insistimos en preguntar. ¿Cambiarán de chaqueta para convertirse en independentistas de toda la vida, o serán como un residuo de la mala época vivida por los representantes del nacionalismo oficial canario en el Congreso de los Diputados y en el Senado de la España colonizadora?

ANTES de acabar, un apunte más. Hoy ilustramos nuestro editorial con dos mapas. Uno pertenece a un artículo publicado por la prestigiosa revista "Newsweek", que cita a las Islas Canarias como claro ejemplo de colonia; como uno de los últimos resquicios del para nosotros tan odioso Imperio español. El otro nos lo ha hecho llegar la Comunidad Canaria en Londres. En él se aprecian los posibles campos petrolíferos y de gas. ¿Permitiremos que los peninsulares nos arrebaten, como han hecho siempre, aquello que nos corresponde? ¿Permitiremos que lo hagan los marroquíes, después de vestirnos con chilaba a todos?

Los alcaldes puertorriqueños que aparecen en una foto publicada recientemente en EL DÍA pidiendo la independencia de su tierra proclaman, sin duda, "ni españoles, ni yanquis; puertorriqueños". Ojalá pronto oigamos decir a nuestros alcaldes ni españoles, ni marroquíes; canarios".