MUCHOS de los habitantes de Canarias se encuentran en una situación límite. Al borde del precipicio ZP dice que esperemos sentados a que venga. Las cifras de desempleo son desgraciadamente tan sólo la punta, de carne y hueso, del iceberg vivo, que muestra el desastre profundo que se está produciendo en todos los tejidos sectoriales. La directora del Servicio de Estudios Económicos, Dña. Lola Pérez, tras analizar los datos del Boletín de Coyuntura Económica del I Trimestre de 2009, explicó que la tasa de desempleo de Canarias, que actualmente es del 26,1%, probablemente continuará creciendo, "pero no con la misma intensidad", con lo que en los próximos meses se llegará al 30%. Por su parte, la vicepresidenta de la Cámara de Comercio de Santa Cruz, Dña. María de los Ángeles Palmero, subrayó que lo más destacado de los indicadores es el "fulminante" deterioro del mercado de trabajo. Pérez añadió que también preocupa "la nula capacidad de la economía de las islas para contratar". El número de parados alcanza cifras en torno a las 280.900 personas. Detalló que 26.900 parados llevan más de dos años en situación de desempleo; 46.300 llevan entre dos y un año; 60.300 entre seis meses y un año; 49.200 entre tres y seis meses, y 18.600, menos de un mes. "Nos va a costar recuperarnos", concluyó Pérez, que se preocupó por el número de familias que dejarán de percibir ingresos.

Pero esto es, como digo y como dato, sólo un filo sangrante de la raja que muta convirtiéndose en falla. Siendo crueles, las cifras de paro, la evolución de los sectores y parámetros de nuestra economía, lejos de mejorar o estabilizarse, empeoran aceleradamente. Nos han visitado 600.000 turistas menos en lo que es un registro muy grave, ya que flotábamos en un modelo basado casi exclusivamente en construcción y turismo. El comercio roza la quiebra y la construcción está sumergida por debajo de ella. El liliputiense sector industrial registra reducciones notables en sus demandas y el mal defendido sector agrario está bajando a temperaturas bajo cero, con el plátano refrigerado a full. Los empresarios, autónomos y clases medias independientes nacidas después de los dolores de la II Guerra Mundial, son reducidas a boquetes gangrenosos. Los servicios y asociaciones de beneficencia están colapsados a diario y en este caldo, del que sólo muestro una gota cuando podría exponer cataratas como las de Iguazú, los sueldos de los pocos que trabajan son y siempre han sido de los más bajos de Europa (casi 300? menos a la media estatal).

En contraste, las exigencias burocráticas, normativas, sancionadoras, punitivas... se aplican con la misma o más saña y rigurosidad que en los países y comunidades con ingresos per cápita más altos. La misma ley del rico, al pobre: traje y corbata, pa´arar la tierra.

El abultado sector funcionarial, teniendo la obligación de justificarse a sí mismo, exige en una espiral autoalimentada más y más requisitos, formalidades, tiempos y dineros.

¿Qué pasa? Pues que la gente no puede atender sus obligaciones (préstamos, contribuciones, multas, deudas fiscales?). ¡No puede!, con lo que hay requerimientos y finalmente, embargos de propiedades, a veces por cantidades minúsculas. Pregunten cuántos expedientes hay en Hacienda, Seguridad Social, cajas o bancos... curiosamente cuando las administraciones (ayuntamientos, fundaciones, empresas públicas, cabildos...) son las primeras en alargar el chicle de los pagos.

El caso de la familia González -he contado otros episodios del mismo clan- y sus dos coches: uno de los seguros no han podido pagarlo, casi mil euros. Las gomas de este vehículo sin cobertura están deterioradas. Ahora, al llevar el otro a la ITV lo han rechazado, ya que la combustión no es la adecuada y presenta un indicador encendido en el cuadro referente al "air bag" o la bolsa de aire. No saben. Dados los complicados mecanismos, hacerlo bien les llevará unos miles de euros que no tienen.

A las empresas también les sucede igual con tantas normativas. Los datos señalan que el 12,5% de las empresas de Canarias presenta un alto riesgo de incumplir sus obligaciones de pago, más de tres puntos por encima de la media estatal (9,6%). Así, casi 13 de cada 100 entidades de Canarias tienen muchas posibilidades de convertirse en morosas en los próximos 12 meses, según este estudio, que aplica los modelos matemáticos de "rating" predictivo de morosidad a más de 650.000 sociedades.

La alarma es una reacción defensiva. Alarmémonos.

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