En el tranvía no todo son flores

Me refiero, en especial, al cuerpo de inspectores, a los cuales han dotado de la autoridad suficiente como para perseguir a los pasajeros que, por la razón que sea, no están en posesión de un bono validado y, como si se tratara de un delincuente, le piden la identificación, lo hacen bajar del tranvía, lo envían a la oficina de Metropolitano de Tenerife, lo denuncian y lo multan, con la consiguiente humillación del presunto infractor, porque en Metropolitano de Tenerife no se respeta la presunción de inocencia. Aquí todos somos culpables. Aunque a posteriori se demuestra lo contrario, ni se recupera la cuantía de la multa pagada sobre la marcha ni, por supuesto, la dignidad de la víctima.

Yo fui obligada por una de estas autoridades a identificarme, acusada de no estar en posesión de un bono validado, debido a que mi esposo subió conmigo al tranvía, fichó por mí, se bajó antes que yo y en eso llegó el señor "agente". Aunque expuse mis razones, tuve que ir a la oficina, ya acompañada por mi esposo y con el bono de mi viaje correctamente actualizado para esa misma hora y el mismo tranvía origen del incidente, con lo cual quedaba demostrado que estaba en paz con la empresa, o por lo menos eso creía yo.

Pero me sugirieron que pagara la multa de 40 euros, porque de lo contrario podían ser 400, comunicándome acto seguido que podía reclamar, y reclamé, convencida de que el importe de la multa me sería reembolsado. Y cuál no sería mi sorpresa cuando, por escrito de la Dirección Comercial (sin nombre del firmante) de Metropolitano de Tenerife de fecha 15 de mayo de 2009, me comunican que mi reclamación "ha sido considerada improcedente", aludiendo al Reglamento de Servicio de Transporte de Viajeros en Metro Ligero de Tenerife, etc. Sin embargo a los pasajeros de Metropolitano de Tenerife (que yo sepa) no se les ha entregado dicho reglamento ni he visto ninguna sugerencia del peligro que puede implicar el que un familiar o amigo viaje como invitado.

Lo que me parece muy mal es el afán recaudatorio o autoritario del citado reglamento, que, además de humillar al pasajero públicamente, no le devuelve el importe de la multa cuando ha demostrado que su viaje estaba pagado.

Antonia Martín

Se aprovechan en Tacoronte

Soy propietario junto a mis hermanos de un terreno en Tacoronte cuyo 50% compartimos con el ayuntamiento, parte que este compró a los herederos de su anterior dueño. El problema surge debido a que el ayuntamiento debía haberlo inscrito a su nombre desde hace ya diez años y así poder llegar a un acuerdo entre las partes al objeto de darle utilidad a dicho terreno. Pero como "las cosas de palacio van despacio", esta tardanza e indefinición ocasionan que dicha parcela la está ocupando un tercero, aprovechándose de su uso por la incapacidad del ayuntamiento en inventariar y actualizar sus propios bienes.

Esta propiedad está compartida al 50% proindivisa entre el ayuntamiento y nosotros. He dirigido varias reclamaciones al ayuntamiento y dan buenas palabras, pero no soluciones. Igualmente he acudido al Defensor del Pueblo, que también me ha atendido, pero este organismo es igual de lento que el ayuntamiento.

Francisco Javier López Marrero

(Santa Cruz de Tenerife)