LA MINISTRA de Sanidad, Trinidad Jiménez, ha decidido que se pueda poner a la venta en las farmacias, sin receta médica y a cualquier persona, aunque sea menor de edad, la píldora postcoital, también conocida como "píldora del día después". Recordemos que hasta ahora este fármaco requería prescripción médica.

Este anuncio supone una clara banalización del consumo de este medicamento, especialmente entre la gente joven, ya que podría hacer uso de él sin una valoración médica y un seguimiento de su seguridad, detectando a tiempo cualquier trastorno o problema médico que pudiera presentarse.

Esta medida es un disparate que ha cosechado las más duras críticas del Consejo General de Colegios Oficiales de Médicos y de una multitud de asociaciones y colectivos relacionados con la sanidad, especialmente, por las graves consecuencias que el uso de este fármaco con un alto índice hormonal puede provocar. Así pues, no comprendo cómo a la ministra no se le ha ocurrido antes de decidir poner en marcha la venta libre y a menores de este medicamento escuchar la voz de los expertos, así como lanzar por parte de su ministerio una campaña informativa para explicar, sobre todo a los jóvenes y adolescentes, que son y serán los principales consumidores, el uso racional de esta píldora y los riesgos de su uso irracional. ¿A qué se debe este cambio tan radical? ¿Proporciona alguna ventaja? ¿A quién?

Ante todo, es fácil deducir que esta medida gubernamental no está orientada por criterios sanitarios, sino por intereses oportunistas e ideológicos, desconsiderando el derecho a la salud que la Constitución española otorga, pues, ¿qué justificación puede tener tan drástica decisión? Está claro. Atraerse el voto juvenil de cara a las próximas elecciones europeas, ya que fuera de este contexto no puede tener ninguna explicación positiva.

Efectivamente. A juicio de los expertos en medicina y farmacia, la píldora postcoital, con su libre distribución en las oficinas de farmacia, puede convertirse en el método anticonceptivo predilecto de jóvenes y adolescentes y, por lo tanto, apartar de este sector de la población del uso del preservativo, que es menos eficaz de cara a prevenir un embarazo. ¿Y qué significa esto? Que puede correrse el riesgo de un aumento de las patologías de transmisión sexual: sífilis, gonorrea, sida, etc.

Pero no sólo son estos los únicos inconvenientes sobre los que inciden los profesionales de la sanidad. También deben considerarse los efectos secundarios si se dan casos de uso reiterado del fármaco o de abuso del mismo.

Así es. Hay que considerar, en primer lugar, que las razones para el uso de la píldora postcoital son diversas: rotura del preservativo, preservativo retenido en la vagina, olvido de la píldora anticonceptiva de uso diario, etc. Es decir, la píldora del día después es un anticonceptivo de emergencia y no de un método convencional. La anticoncepción de emergencia no evita el embarazo en todos los casos. Si no existe certeza sobre el momento en el que se produjeron las relaciones sexuales sin protección, o si dichas relaciones tuvieron lugar hace más de 72 horas en el mismo ciclo menstrual, se debe considerar la posibilidad de embarazo.

La píldora postcoital es un medicamento y, como tal, tiene sus riesgos o efectos secundarios, por lo que, antes de su administración, debe ser el médico quien haga la valoración del beneficio o riesgo que esta prescripción supondrá para cada paciente en particular. Prescindir del consejo y supervisión médica conlleva un riesgo sanitario para los pacientes.

Las reacciones adversas o efectos secundarios más comunes que la píldora postcoital puede producir son: nauseas, vómitos, dolor abdominal, fatiga, dolor de cabeza, mareos, aumento de la sensibilidad mamaria, alteración temporal del sangrado menstrual, etc. Por consiguiente, me parece una gran irresponsabilidad permitir que esta píldora pueda adquirirse libremente en una farmacia como si se tratara de una aspirina. Y es que, también, la venta de este fármaco sin receta es un gran error, pues ¿cómo saber si la mujer que acude a una farmacia para adquirirlo lo hace con excesiva frecuencia y, por lo tanto, con grave riesgo para su salud? La experiencia demuestra que una gran cantidad de chicas utiliza esta píldora como un método anticonceptivo y no como un recurso extraordinario de urgencia, y eso que este medicamento tiene numerosos efectos secundarios comprobados por personas que sí lo toman como un método de urgencia.