MUCHAS voces se oyen en los últimos días sobre el papel que deben desempeñar el sector agrario y ganadero en este momento de crisis económica global.

En este mismo periódico me he manifestado de forma contundente al respecto, y no dudo en afirmar que una vez más en una situación como la actual, con cada vez más regulaciones de empleo, cierres y despidos en varios sectores productivos, la agricultura y ganadería serán una de las actividades que permitan tirar del carro de la economía regional.

Los medios de comunicación han recogido la opinón de la UPA como un hecho valiente y sin duda esperanzador. Al fin y al cabo, como se demuestra históricamente, los profesionales del sector agrario canario siempre han dado la talla en situaciones complicadas.

Desde el propio Gobierno de Canarias y del Ministerio de Medio Rural son varios los altos cargos que en las últimas fechas recuerdan a la sociedad el papel que desempeñará la agricultura y la ganadería en nuestra región y/o país. Es cierto que resulta halagador que seamos ahora el centro de atención de las distintas administraciones, y el sustento donde se apoyan no pocos políticos para ver la luz en este túnel oscuro, que representa sin duda la mala situación de la economía no solo nacional sino internacional.

Tal vez sea el momento de recordar tanto a PP, PSOE como CC qué es la profesionalidad de los agricultores y ganaderos lo que en gran medida va a permitir encabezar esa locomotora económica. Menos relevancia tendrá, desde luego, la raquítica política agraria que se desarrolla desde la Consejería de Agricultura o desde el propio Ministerio del Medio Rural.

UPA ha denunciado en infinidad de ocasiones que ambos departamentos se limitan a ser meros gestores de las ayudas comunitarias, aportando muy poco en cuanto a grandes líneas de actuación se refiere, para atajar problemas tan graves como, por ejemplo, el del despoblamiento del medio rural.

Capítulo aparta se merece la industria agroalimentaria, que sin exigirle ni contrapartidas ni compromisos con los ciudadanos de la Comunidad, se le gratifica con ayudas públicas millonarias, aunque después la materia prima que utilizan proceda de otros países, como ocurre con la leche, las papas o los cereales.

Entiendo que el medio rural está cambiando a marchas forzadas, sin embargo desde nuestra organización agraria siempre hemos mostrado y presumido del orgullo inquebrantable que sienten los agricultores y ganadores de esta región y que no se han desvanecido nunca en su lucha por un mundo rural vivo. Ahora no va a ser menos. El sector agrario volverá a demostrar que resiste la crisis, y parte de los "urbanitas" de esta región volverán la mirada hacia la agricultura y la ganadería como un referente donde la actividad económica pueda volver a despegar.

Para muchos, ahora nos convertiremos en estratégicos para salir de la crisis, pero sin duda eso será posible gracias a la profesionalidad de las personas que viven y trabajan en la agricultura y la ganadería, que en las duras y en las maduras cumplen con su papel social de facilitar alimentos a la humanidad. Para que no quepa ninguna duda. La fortaleza de un sector como éste radica en las personas que producen calidad, y los elogios gratuitos que parten de las administraciones y que ahora recibimos por doquier, no dejan de ser cantos de sirena que poco o nada se ven reflejados en las políticas que desarrollan desde sus despachos oficiales en el día a día.

* Secretario de organización de UPA Canarias