LO QUE FALTABA: cuando el descenso del turismo británico en estos meses del año en Tenerife es del 12,44 por ciento, el del turismo alemán del 5,68 por ciento, y las pernoctaciones en el primer mes del año, bajaron el 8,24 por ciento, Canarias pierde competitividad con respecto a otros destinos turísticos asequibles para nuestros acostumbrados visitantes. Turismo de Tenerife y Ashotel reconocen que, a pesar de que los establecimientos canarios han mejorado notablemente la calidad, las empresas competidoras de otros países han mejorado también sus niveles y ofrecen precios de estancia bastante más bajos a sus clientes que la hostelería canaria.

El presidente de Ashotel de Tenerife, La Palma, La Gomera y el Hierro, José Fernando Cabrera, dice en relación con los resultados difundidos recientemente por el Foro Económico Mundial, que España cedió en 2008 un puesto en la relación de países más competitivos y atractivos del mundo en el área de los viajes y el turismo, al pasar desde el quinto al sexto puesto en aquella lista. El presidente de Ashotel en las islas de nuestra provincia añade que, a pesar de que Canarias posee mejores establecimientos hoteleros que las otras provincias españolas, se ha llegado a la conclusión de que la valoración calidad-precio que tienen alemanes e ingleses, que son nuestros principales mercados emisores, está bajando notablemente.

Parece que, a base de tarifas baratas, Egipto y Turquía nos están ganando pese a su handicap de la falta de seguridad de los turistas. Ante la actual crisis, que amenaza con dejarnos sin turistas el próximo verano, los expertos aconsejan sólo promociones, sin que sean muy optimistas sobre la eficacia real de estos intentos de atraer turistas a Canarias. Otro problema aparte es lo que podríamos llamar entretenimiento del turista que nos visita. Y, en esta faceta, los entendidos abogan por espectáculos y por actos culturales. Los cursos de idioma castellano para extranjeros que se llevaban a cabo en el Puerto de la Cruz solían contar con la aceptación de numerosos visitantes extranjeros de estancia. Hace tiempo que no se ha vuelto a hablar de esos cursos y no sé si los suspendieron. En los principios del Puerto de la Cruz como ciudad turística, los portuenses, por su parte, procuraban llevar el costumbrismo a los forasteros y esa forma de portarse la gente del Puerto con los extranjeros quizá fue lo que más contribuyó a la popularidad de la ciudad entre los visitantes. ¿No podría repetirse la sana costumbre? ¿No podría configurarse el barrio de La Ranilla como aquella zona de hondo "pueblerinismo" de la ciudad que tanta curiosidad despertaba entre los forasteros por sus singularidades, el espíritu cordial, abierto, y acogedor del vecindario y la variedad del paisaje cotidiano?