HOY, CUANDO escribo esta columna, es 11 de marzo del 2009, quinto aniversario de la masacre de Madrid, donde murieron casi 200 personas y hubieron casi 2.000 heridos o afectados. Ha sido el mayor atentado en Europa y por eso este día se considera "el día de Europa de las víctimas del terrorismo" y se recuerdan todas las víctimas. Pues bien, resulta que el Gobierno quiere que pase lo más desapercibido posible. El año pasado se celebró con todo el boato, estuvieron presentes los Reyes, el presidente del Gobierno y todas las autoridades representativas del Estado, la Comunidad, el municipio, los partidos políticos? ¡pero claro era época de elecciones! Este año se han reducido al mínimo, llegando al extremo de expulsar a las víctimas que se encontraban en el monumento de Atocha a las víctimas del 11-M rezando o recordando a algunos de los fallecidos en el atentado. Han demostrado un desprecio absoluto hacia las víctimas, que se sienten olvidadas y muchas de ellas, según parece, ni siquiera han cobrado las indemnizaciones que le corresponden, y desde luego no se ha respondido adecuadamente a su deseo lógico de conocer la verdad de los hechos, que tan duramente les ha afectado, gracias a los actos organizados por alguna de las asociaciones de víctimas en el Retiro madrileño y otras zonas, donde pudieron recibir ese calor humano que necesitan los afectados en tal fecha como hoy. Se ha echado de menos a la Casa Real, menos mal que los Príncipes acudieron al Concierto Homenaje a las Víctimas, pero Rodríguez Zapatero brilló por su ausencia, y lo que para mí resulta más incomprensible, creo que Rajoy tampoco estuvo presente en estos actos. ¡Sinceramente, no lo entiendo!

Esta es la hora en la que todavía no se conoce al autor intelectual de los hechos, porque un atentado tan perfectamente planeado, en principio, no pudo ser debido a los supuestos autores materiales, pequeños delincuentes, ni siquiera "iluminados" por Al Qaeda, como quedó demostrado en la sentencia del juicio, que ni siquiera lo ha reivindicado, como suele hacer con todos los atentados cometidos en su nombre. También se ignora con certeza el explosivo utilizado, verdadera arma del crimen. Y a esto le añadimos la desaparición incomprensible de los trenes volados, incluso lavando con acetona algunos restos, que obligaron a deducir el explosivo de unos pocos gramos, y la insistencia ilógica en todo el proceso de borrar toda relación con la ETA, cuando el mismo Ibarreche en los primeros momentos pidió perdón a los españoles por el atentado, y al parecer hubo un informe en los primeros momentos del Centro Nacional de Inteligencia (CNI) en ese sentido. Informe cambiado luego totalmente, haciendo quedar en mal lugar a Ángel Acebes, entonces ministro del Interior, cuyo mayor pecado puede considerarse dar las informaciones en tiempo real, tan pronto se las iban suministrando, lo que no ocurrió ni el 11 de septiembre en EEUU, ni el 9 de julio en el Reino Unido, prestándose a que el PSOE, que estaba al acecho y con todo sus medios mediáticos, que son muchos, desplegados para aprovechar la coyuntura, los acusara de mentir. No podemos olvidar que pocos días antes la ETA había intentado una operación parecida, que fue anulada por la intervención de la Policía. Tampoco podemos ignorar la colaboración que existe entre los grupos terroristas.

Todo ello ha llevado a D. José María de Pablo, abogado que intervino en la defensa de las víctimas en el juicio, basándose exclusivamente en los informes policiales y judiciales, así como en las declaraciones y sentencia del juicio, a escribir un libro llamado "La cuarta trama", porque efectivamente llega a la conclusión de que para intentar comprender el desarrollo del atentado es necesario pensar en la existencia de una cuarta trama, distinta de los asturianos, de los hombres de "el Chino" y de los de "el Tunecino", trama con relaciones con la Policía y otras instancias, así como con ciertos medios de comunicación, que coordinó la operación y le proporcionó los medios. No he leído el libro, escribo estas líneas basándome en los comentarios en prensa y radiofónicos y en mi propia intuición, pues no me cabe la menor duda de que existen infinitas incógnitas por aclarar y cabos sueltos. ¿Por qué no se detuvo la caravana de los explosivos?; la clase de los explosivos, la profanación ¿absurda? del cadáver del policía que entró disparando en la casa de los refugiados en Leganés, y que después de unos fuertes tiroteos no se encontrara ningún casquillo en la casa; que su vecino fuera precisamente un policía del que nunca más se ha sabido nada, que se suicidaran sin causar víctimas entre los "infieles", una serie de musulmanes devotos, cuando su religión se lo prohíbe, si no es en defensa de ella, la aparición del Renault Kangoo, etc. El juicio no ha sido cerrado totalmente después de la sentencia, hay nombrado un juez dispuesto a abrir de nuevo la causa tan pronto se considere oportuno.

Lo que sí queda meridianamente claro es quiénes han sido los beneficiarios de tal masacre, la ETA por un lado, que estaba totalmente acorralada y que luego comenzó el "proceso de paz" con los socialistas, y el PSOE, que con unas encuestas totalmente desfavorables antes del atentado, con una campaña mediática y de manifestaciones perfectamente orquestada, no respetando siquiera el día de reflexión, el 13 de marzo, obtuvo una victoria inesperada que aún perdura para desgracia de esta España, desunida en 17 autonomías tirando cada una para sí, y con una crisis económica gigantesca, no reconocida hasta que no hubo más remedio, acompañada de un paro galopante, el mayor de Europa, y que sólo se tomen medidas coyunturales aumentando la deuda pública.

Considerar también las ventajas obtenidas por una Francia a la que España se le había atragantado en Niza y Perejil, y de un Marruecos que había perdido gran parte de su predicamento con los EEUU, y que ahora se encuentra en horas altas, mimado por el Gobierno español, a punto de obtener junto a Gran Bretaña el control del Estrecho de Gibraltar, construyendo importantes bases frente a Gibraltar, desplazando a España que está dando facilidades desmontando el Mando de Artillería que controlaba el estrecho.