ESTOS DÍAS pasados hemos destapado de nuevo las iniquidades políticas cometidas por los canariones. Entiéndase los políticos y dirigentes de Canaria, la tercera isla en extensión, la segunda en población y la última en atractivos naturales. Entiéndase su Sanedrín. Entiéndase los setenta más uno del emperador Constantino. Sin embargo, siempre que hemos comentado algo sobre estos atropellos y el afán de una isla, que no es la mayor salvo en desvergüenza política, por imponerse sobre las demás, hemos dicho que una parte importante de la culpa de que esté ocurriendo esto la tienen los tinerfeños; los hombres y mujeres de Tenerife han estado votando al PSOE y al PP, partidos que perjudican a nuestras Isla y favorecen a Canaria.

No vamos a enumerar de forma detallada los robos que han perpetrado los dirigentes políticos canariones. Por citar sólo unos cuantos, podemos hablar de varios consulados, la Jefatura Superior de Policía, la Delegación del Ministerio de Defensa, en su día la Jefatura de Montes (trasladada desde una isla boscosa, como Tenerife, a otra que sólo tiene dos o tres pinares ralos de árboles raquíticos), los dos canales de TVE (pese a que el segundo le pertenecía a Tenerife), la agencia Efe, la Compañía Trasmediterránea, Iberia, Telefónica, Unelco-Endesa (cuya recaudación de clientes tinerfeños se realiza desde Las Palmas, con lo cual Canaria añade al monto económico que factura no sólo su propio consumo, sino también el de Tenerife y el de las restantes islas) y otras delegaciones comerciales, con lo cual el volumen de negocio aumenta de forma muy significativa en Las Palmas pese a que Tenerife es la isla que más consume por ser la más poblada.

Esto es sólo una parte del problema de desarmonía existente en el Archipiélago debido a la ambición canariona. Canaria, una isla menor, llena de secarrales, presume de nieve apenas una helada deja algo de escarcha en su parte alta. Una isla sin espacio para una simple estación de autobuses que, en el colmo de la osadía de sus dirigentes pretende tener un tren; un capricho que le costará (lo hemos dicho en varias ocasiones) mucho dinero a Canarias, a España y a la UE.

Otra de las rapiñas de Canarias es el Carnaval, amañado de forma artificial con la apropiación descarada de fiestas como Los Indianos, que siempre se ha celebrado en La Palma. Todo esto lo hace el Sanedrín, como decimos, para convertir en hegemónica a la tercera isla. Después de romper la unidad del Archipiélago con la división provincial, quieren convertirse en la capital única de Canarias. Un desmedido afán de notoriedad que conseguirán si Tenerife no reacciona antes de que finalice el año 2010, establecido por las Naciones Unidas para descolonizar los territorios de todo el mundo todavía sometidos a la dominación de países que los usurparon en su día. Sin la consecución de la soberanía, las cosas seguirán igual; seguirán mandando los partidos estatales (PP y PSOE) que tanto favorecen a Canaria. Cuando se convoquen las elecciones de 2011, si es que llegan a celebrarse en Canarias con la situación actual de las Islas, los tinerfeños deben ser conscientes de que han de votar a favor de los intereses de Tenerife.

Por otra parte, es necesario desalojar la actual porquería política, que se llena los bolsillos de una forma vergonzosa y descarada mientras el pueblo pasa hambre. Políticos que, para más inri, intentan hacernos creer que somos españoles. ¿Quién puede pensar a estas alturas que los canarios somos españoles? ¿Hemos olvidado el genocidio que cometieron con nuestros antepasados las tropas regulares de Castilla, así como los viles mercenarios que las acompañaban? ¿Nos hemos olvidado de que median miles de kilómetros entre estas Islas y la Península ? Ninguna razón le asiste a España para mantenernos como su colonia. Tan sólo un interés egoísta por parte de la Metrópoli, que arrasa las riquezas de las Islas para invertirlas en la Península, y luego devolvernos unas migajas por goteo. Y encima algunos políticos canarios se muestran agradecidos. ¡Qué vergüenza!

Todos los canarios sabemos y comprendemos que nuestra vida política no puede continuar así. La soberanía que estas Islas están llamadas a conseguir es inevitable, por mucho que se empeñen los peninsulares en retrasarla, por ejemplo, con la reforma del Estatuto. ¿Para qué esa reforma?, nos preguntamos. ¿Para que nos siga dominando el peninsular, y peor si es godo? Formar una nación con su Estado. Esa es nuestra irrenunciable meta. Materializar sin dilaciones el Estado nacional canario. Un nuevo país en el que no cabe ninguno de los políticos actuales, porque no han hecho otra cosa que abusar del pueblo y arrebatar sus riquezas. Son ellos, junto con los colonizadores peninsulares, los que provocan el hambre de los canarios. Hay que realizar gestiones activas para que esto termine de una vez; hay que seguir una línea pacífica, siempre pacífica, pero sin vacilaciones para llegar al estatus de país soberano; hay que exponer nuestra situación en las Naciones Unidas, en la Unión Europea y en el Palacio de la Moncloa. Insistimos, siempre de forma pacífica. Que no ocurra en Canarias lo mismo que ha sucedido en Guadalupe, Martinica, Reunión y Guayana francesa; unos disturbios contra la dominación colonial, silenciados por la prensa española (y la españolista de Canarias) para que no peligre la finca que peninsulares y godos tienen aquí. Los habitantes de las colonias francesas ansían vivir en libertad y con mejores condiciones económicas.

Nos sorprende, por otra parte, que algunos articulistas de la prensa canaria sigan ocupándose de analizar lo que ocurre en el País Vasco, Cataluña y Galicia, en vez de plantear los problemas coloniales que afectan a nuestras Islas. Indudablemente, son godos o "suizos" de los godos. Sentimos cierta pena por lo que está ocurriendo en España, pues nos disgusta que su territorio nacional, que no incluye Canarias como pretenden algunos, quede incompleto a causa de posibles segregaciones, como si alguien le diese una mordida.

El miedo de los canarios a ser libres también queda patente en lo escrito hace poco por uno de nuestros colaboradores. Señala que tenemos un nivel de vida y de renta muy superior a todas las naciones soberanas de África América del Sur, y parte, por no decir toda, Asia. ¿Y qué? ¿Nos obliga esa circunstancia a seguir siendo siervos de España? En realidad, podríamos ser mucho más ricos si la Hacienda española no robara nuestros recursos. Si fuésemos, por ejemplo, un país libre como Cabo Verde.

Añade nuestros colaborador que "igualmente puede decirse en cuanto a libertades. Nuestros antepasados fueron libres relativamente, porque sufrían constantes razias de otros pueblos para llevarse esclavos, pero vivían en la Edad de Piedra, mientras Europa estaba en pleno Renacimiento, una de las épocas más importantes culturalmente hablando (Leonardo da Vinci, Rafael, Miguel Ángel...)". ¿Y qué?, volvemos a preguntarnos. ¿Justifica eso el holocausto de una población, hombres, mujeres, niños, niñas, todos criaturas de Dios, con estructura jerárquica, social, con cultura propia aborigen, seres de Dios? ¡Holocauto guanche!

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Don Paulino, el pueblo tinerfeño está cansado de la rapacería canariona. Forme una comisión sin pérdida de tiempo para obligar a Canaria a devolver todo aquello de lo que se ha apropiado indebidamente. ¿Piensa usted, señor Rivero, que puede haber armonía entre los canarios mientras las cosas sigan así?