QUERIDOS espías todos: hablábales en la primera parte de esta lección de geografía e historia de las críticas lanzadas hacia mis compañeros de tertulia, y a mí mismo, por habernos manifestado claramente en el programa "Al Natural", de EL DÍA Televisión, sobre la guerra palestino/israelí. Y terminaba con la "onutilidad", ¿entienden la gracia?, del organismo internacional, que sigue sin lograr el alto el fuego. Así que hoy sigo, igual que los contendientes; ellos en su guerra y yo en la mía. Pero como aquí no hay pizarra como en la tele, voy a ver si soy capaz de exponerles brevemente unos puntos que cada uno sería motivo, no de un artículo, sino de un libro entero.

1.- Vaya por delante que tanto israelíes como palestinos tienen derecho a estar en esas tierras... santas. ¡Qué cosas!

2.- Mientras una mayoría mediática dice que Palestina está pisoteada bajo el zapatón de los EEUU y países occidentales, otras fuentes con menor difusión admiten que sí, pero con el condicionante de que al terrorismo de Hamás lo apoyan muchos más países de la "otra parte" y, por supuesto, comandados por Irak, Irán y fundamentalistas.

3.- En esa línea, hacer notar la sutil diferencia entre los países "pro" Israel, que buscan la paz, y los que "colaboran" con Hamás, a los que les da igual todo con tal de seguir en esa lucha fratricida a manera de guerra santa.

4.- Descendiendo del "escenario de la guerra al teatro de operaciones", o sea, de lo estratégico a lo táctico, diferenciar las formas de actuación entre ejércitos convencionales y los grupos terroristas militarizados. En ese sentido, dos salvedades: a) la diferente actitud de los que utilizan en primera línea o retaguardia a niños, mujeres y ancianos, y los que no. Cosa no nueva, porque ya lo vimos en las dos guerras de Irak y, mucho antes, en la de tan infausto recuerdo para España; la Marcha Verde, y b) que las acciones de hostigamiento son las más crueles, entre otras cosas, porque los niños (en Israel también hay niños) están asustados las 24 horas del día y nadie puede dormir. Miedo continuo y constante, aunque los misiles enemigos sean "artesanales o caseros" (?). Todo ello sin obviar la diferencia del potencial bélico israelí sobre el palestino y la enorme desproporción en las incursiones. Pero eso sería motivo de otro artículo.

5.- Lo cierto es que uno y otro pueblo se llevan como el perro y el gato desde tiempos bíblicos y, más ahora, cuando, valga la expresión, "hay tanto muerto que echarse a la cara". La solución, pues, parece imposible y menos militarmente; a la vista está. El único atisbo, quizá, sería separarlos físicamente por un muro, ¡más alto todavía!, o desterrar a uno de ellos, pero? ¿devolviendo a los judíos, otra vez, a Europa central? ¿Volver a empezar? No creo que sea lo más acertado, que es lo que desean los pro palestinos.

7.- Por eso, vuelvo a insistir en un apartado del artículo anterior, que es ahí en donde radica gran parte de la solución: no es de recibo que los sucesivos secretarios generales de la ONU -que no vienen de lo bíblico, pero sí desde el final de la segunda guerra mundial- aparezcan en Tierra Santa después de cada masacre para decir "urbi et orbi": ¡hay que tomar decisiones! Vergüenza, hipocresía e ineficacia.

8.- Para los cándidos, demagogos, despistados o incultos, que sólo ven la maldad en una de las partes, decirles que genocidio es: "Exterminio o eliminación sistemática de un grupo social por motivo de raza, religión o político". Por eso habría que estudiar que si, no los palestinos, sino los terroristas de Hamás, tuvieran las mismas armas que su enemigo, no cometerían mucho más genocidio. Porque en las guerras no sólo se evalúan los hechos, sino las intenciones: las hipótesis.

9.- Y entre esas posibilidades hay dos posturas: la de los israelíes, que sólo se limitan a luchar, digamos, en su campo de acción, y las del otro bando que parece tener una visión más expansionista y global, por ejemplo: Al Ándalus. ¿Lo entienden?

Expuesto ese conflicto de forma rápida y, recalco, no para especialistas en lo militar, termino con una conclusión y una pregunta.

Gracias a Dios, y en este caso no a Alá, los que más pueden, ¡de momento!, son los israelíes apoyados por los occidentales.

¿De qué clase de Alianza de Civilizaciones nos está hablando nuestro joven, inexperto e iluminado presidente, señor Zapatero?

¡Firmes, ar!, o... descanso.

* Comentarista lejano