HOMBRE de ideas fija, -o cuando menos persistentes-, no pierde Juan Fernando López Aguilar un fin de semana para venir a su Canarias natal y vociferar todos los insultos que se le ocurren. Pronto el secretario general de los socialistas canarios -eufemismo al uso para designar al líder del PSOE vernáculo sin caer en excesivas reiteraciones- estará muy lejos de estas Islas a las que tanto afirma defender. Estará en el Parlamento europeo y cobrará cada mes bastante más de lo que perciben muchos universitarios españoles en un año. Pero eso no importa; quiero decir que no le importa a la progresía, porque es una norma no escrita de la izquierda, aunque de obligado cumplimiento, estar con los suyos con razón o sin ella. Más o menos como uno de los artículos del credo legionario.

En esta ocasión, López Aguilar ha utilizado su estancia sabática en Canarias para decirnos que el Gobierno de Paulino Rivero nos está robando el futuro. Esto es lo único un tanto novedoso de sus palabras. Lo demás resulta una mera repetición; algo propio de un discurso mitinero, como el pronunciado en el congreso de los socialistas tinerfeños, pero de escaso valor para el debate serio. Así, ha vuelto a hablar de la última intentona de los que perdieron en 2007 para seguir llenándose los bolsillos. Cuándo acabará esta cantinela. Si este país fuese una república presidencialista -y a mí me gustaría que lo fuera-, ahora mismo gobernaría el PSOE con López Aguilar de presidente. Tan simple como esto. Pero no estamos en una república presidencialista, sino en una monarquía parlamentaria. Propongan ustedes, señores socialistas, un cambio de sistema si ese es su deseo. Están perfectamente legitimados para hacerlo, siempre que consigan el apoyo popular necesario. Lo otro supone aplicar las normas a la conveniencia de cada cual, y eso no está bien. En un sistema parlamentario, como el nuestro, gobierna quien tiene el máximo apoyo en el Congreso de los Diputados, si se trata del Gobierno central, y en el Parlamento de Canarias si hablamos de este Archipiélago. Lo demás es dar vueltas sin sentido en un círculo vicioso. Además, si tanto valor tienen para el PSOE las victorias por mayoría simple, ¿por qué se coaligaron con Román Rodríguez para censurar a Soria en el Cabildo de la isla redonda?

No le voy a discutir a López Aguilar si el Gobierno autonómico nos está robando el futuro o el presente. A mí un godo cínico me ha robado muchos años de mi pasado, y no por ello le niego el saludo. Tan sólo le subrayo que abundan los ladrones de ilusiones. ¿Quién les dijo a los españoles que en esta legislatura iba a existir empleo para todos? ¿Quién regularizó a cientos de miles de emigrantes porque la nación española, "talantosa" y progresista, era la nueva tierra prometida del mundo planetario? ¿Quién nos dijo a todos que ya superábamos a Italia en PIB y que pronto dejaríamos atrás a Francia? La realidad -esa realidad que siempre termina por imponerse a la ficción- nos dice que, hoy por hoy, duplicamos en paro a la media de UE; nos dice también que muchos emigrantes están marchándose por donde vinieron, aterrorizados por la falacia del milagro económico español. Y nos dice, sobre todo, que nadie puede robarnos lo que quizá nunca tengamos: un futuro como país próspero. Al menos mientras nos gobierne Zapatero y Rajoy lidere la oposición.