El problema es tratar de parecerlo o, lo que es peor, creerse que uno es perfecto. No aceptar que tenemos defectos, y además, múltiples. La imperfección forma parte del legado divino (Adán y Eva) en el quehacer cotidiano y diario. Hay que sacarla a la luz y asumirla, nunca para perseverar en ella, sino para mejorar. Lo contrario es de necios. Nadie puede considerarse vacunado contra los errores, faltas, patinazos, equivocaciones o meteduras de pata. A veces la vida te presenta bocadillos de sucesos concadenados que marcan un camino contra el que es muy difícil rebelarse y que condiciona una cadena de errores que pueden marcar tu futuro y el de otros muchos. El destino, el karma? Puede suceder que cueste identificar la imperfección "Yo no me equivoco nunca y si lo hiciera lo reconocería", y ahí probablemente resida el fallo. Quizás nos rodee tanta abundancia que sólo la escasa humildad y el elevado ego, en tapadillo, puedan mitigarla hipócritamente. Pues no.

Fíjense, por ejemplo, en un accidente de avión en el que habitualmente se suma una serie de factores como climatológicos, mecánicos, de cálculo, de mala maniobra o de escasos reflejos? asociados siempre a porcentajes de imperfección humana, de previsión, mantenimiento, diseño, precipitación, formación, capacitación, método? Catástrofes en las que se pueden haber superpuesto dos, tres, cuatro errores diferentes y en las que el piloto, el último mono, puede ser el que menos culpa tenga.

En economía es evidente la no perfección. Lejos de ella, penamos gravemente intentando entender o rectificar el daño. Quién puede haber permitido, ¿en qué cabeza cabe?, que un individuo llamado Madoff robara presuntamente 50.000 millones de dólares. Es inconcebible. No es sólo él, que ya hay que tenerlos bien puestos, sino el sistema que lo ha permitido. Que no son cuatro perras y que además ha trancado directa e indirectamente a más gente de la que creíamos. Decíamos que en el Estado español a casi nadie. ¡Qué buenos! Yo mismo, en función de los datos que manejábamos hasta entonces, en la dinámica falsa de no reconocer la trampa, hablaba de escasa repercusión, cuando ahora nos enteramos de que sólo por mediación del BSCH han "caído" en el boquete y en bloque unos 2.400 millones. En el plano general, el Estado ha emitido 86.500 millones de euros de deuda pública, para intentar salvar los muebles en lo que da la impresión de ser un saco sin fondo que nadie es capaz de evaluar correctamente.

En un país preocupado de si Julito de Los Realejos tiene algo que ver con Palomares, que no se sabe si es gay o la mujer barbuda, hay que reconocer la debilidad extendida. Los canarios también tenemos muchos defectos. Por supuesto. Hacemos y hemos hecho cosas muy mal. Como colectivo presentamos enormes trabaderas, por ejemplo, somos bastante caníbales, amnésicos y cagaleras. Los tres defectos no nos atañen sólo a nosotros, son globales y en nuestro caso matizados: caníbales entre nosotros mismos, pero fuera siempre hasta ahora hemos hecho piña, como las pirañas. Amnésicos para lo que creemos, a veces por desinformación o concepto, que nos interesa o no nos interesa. Cagaleras para el primer paso, después échale hilo a la cometa, como el volcán. Reconozco mi atrevimiento de percepción individual pero puedo plasmarlo menos bruscamente: divididos, olvidadizos y bastante prudentes. ¿Vale así? Qué le vamos a hacer, también tenemos virtudes y entre ellas está el humor, trabajadores como el que más, gente de mundo y de te espero a la bajadita, supervivientes natos y competitivos cuando tenemos armas, dulces y no ariscos? Cientos de atribuciones positivas. Eso sí, que no nos toquen la familia. Ahí nos rompemos la boca con quien sea.

El humor, la capacidad de discrepancia y encaje marcan la diferencia entre el fundamentalismo de izquierda, de derecha, religioso o cultural que no puede lidiar con la autocrítica y el grueso de la sociedad moderna de hoy en día.

Como curiosidad, ¿saben uno de los libros actualmente más vendidos en EEUU? "El capital", de Karl Marx. La contradicción en estado puro y en el que un error puede llevar a otro.

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