QUERIDOS supervivientes del nefasto 2008: otra vez el Gobierno de la nación les tomó el pelo al mimetizar a la señora ministra de Defensa, lo que produjo la única crítica de toditos los periodistas, menos este que suscribe. Porque, miren ustedes: lo importante, vuelvo a insistir, es si la generala en jefe tiene o no vocación en un ministerio en el que se exige (debiera) espíritu militar y un acendrado amor a la patria. Eso por un lado. Porque, por el otro, este Gobierno socialista y democrático, ¿defensor de la libertad de expresión y de información?, se las cortó de cuajo al prohibir la entrada de plumillas y gráficos a la Pascua Militar, acto que siempre fue uno en los que más disfrutaba S. M. el Rey en ese ambiente cívico/militar. Aparte de que lo que verdaderamente interesa a los que sentimos a nuestras Fuerzas Armadas es saber el nuevo presupuesto para la eficacia y, sobre todo, la seguridad de nuestros soldados en las "guerras por ahí fuera".

Digo esto porque, para los que entendemos algo de conflictos bélico/político/religiosos, la solución no es exclusivamente militar y bombas, sino en base a las tácticas de los "organismos paisanos" junto a una imprescindible "inteligencia militar". Es ahí donde, además de Chacón, entrarían los padres de la patria, Moratinos y Rubalcaba (por aquello de la coordinación inteligente entre Defensa/Exterior/Interior), aparte, claro está, del económico Solbes, para ver si hay tantas perras para tantas guerras. Eso, queridos periodistas especializados, es mucho más importante que el atuendo de la señora ministra, que, por cierto, estaba muy guapa con su moño y todo.

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Feo panorama el de las madres, del que no voy a fastidiarles el día comentando las últimas actuaciones de la igualitaria Aído, la inculta Cabrera o el desmesurado cinismo de la impasible Maritere, que alega: "No es normal responsabilizar de todo a la ministra de Fomento". ¡Claro que no!, habría que responsabilizarlos a todos empezando por usted. Por eso, me es imposible evitar a la madre de todas las madres, la de Obras Públicas, que altera el orden público. Es la irresponsabilidad llevada al infinito que, con verbo pueril, trabucado, insultón y amenazante, le echa la culpa a cualquiera, menos a ella misma. ¡Maleñe, coño; fomentas el cabreo!

Y es que la nieve blanca en la blanca Navidad se solidarizó con los controladores aéreos y pilotos, y dejó a todos más colorados que un tomate. Porque el problema, queridos padres y madres, no es de coordinación, ¡ojalá y fuera sólo eso!; el problema es una total falta de organización. Organización en todos y cada uno, digamos, des/organismos gubernamentales, que ante cualquier fenómeno de la naturaleza, al no saber por dónde les da -nunca menor dicho- el aire, se echan la culpa unos a otros. Repito: sin organización interna y "amor a la responsabilidad" no puede haber nunca coordinación. Y es eso lo que le pasa a usted y a todo su gobierno y ministerios, señor Zapatero.

Para que no digan que sólo critico a la siniestra izquierda, gafe el del PPP (Problemático Partido Popular) que también va de tormenta en ciclón. Porque, aparte de la aparición de Rosa Díez, el ¿enigma de quién enviar a Europa?, ya nos sonaba en la "oreja". Dicha la gracia, sí que nos sorprendieron: el nuevo cargo de santa María San Gil, ¡otra faesna!, y las infaustas declaraciones de un ex-Aznar del que, vuelvo a repetir, debería quedarse en EEUU bastante más tiempo. Volviendo al mal tiempo, no sería justo si no mencionara al ¿saleroso? alcalde de Madrid, Gallardón, más callado que un tuso, mientras que ¡Aguirre!, desesperanzada, intentó también echar la culpa a los agoreros de la meteorología? que también se las traen.

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Agarrándome al optimismo, felicitar al presidente del Senado cuando habló de la paradoja que se da entre los diversos diputados y senadores de los variados partidos de las distintas regiones de este diferente país llamado España? de momento. Vino a decir algo así: "Y mientras aquí se enfrentan entre ellos con un vocabulario lleno de odio, el insulto y las imprecaciones, ante sus homólogos extranjeros se comportan con una educación exquisita, miden la palabras y hasta, quizá, cierta cobardía". Total acuerdo con el presidente del Senado, al que yo le doy la explicación que siempre repito: "El consabido complejo español que, al tratarse de políticos, tiene mucho de demagogia". Demagogia en busca del voto para conservar el escaño.

Y, ¡voto a bríos!, me voy a prepararles otro rapapolvo para la próxima semana.

* S. D. P. (Ciudadano de a pie)