De "Capítulo V: Don Cristóbal Colón" (Mamelucos, 1985) a "El Quiosquero" (La Traviata, 2015). De Manolo Peña a Carlos Casanova. Del lema de 1985, 2 a.r. (dos años antes de Roma, que en el 87 inauguró las fiestas "tematizadas"), al Futuro de este 2015. El Círculo de Amistad XII de Enero acogió ayer durante casi tres horas lo mejor y más granado de treinta años de letras y letristas de murgas. Treinta años de historia del Carnaval de Santa Cruz de Tenerife, en definitiva. Auténtica esencia de la fiesta de la máscara con mucho humor, pero, sobre todo, crítica. Eso, en la teoría, porque la gala del XXX aniversario del premio tuvo más sentimiento e historia que calidad artística. Parafraseando al murguero no pasó a la final, se quedó en fase.

A las 20:30 horas comenzó el festival en el teatro de El Recreo con telón bajado y de fondo la grabación de la primera canción distinguida por el jurado del Premio Criticón, hace 30 años, "Cristóbal Colon", rescatada gracias al murguero (Pilongos) Angelo Curbelo.

A partir de ahí, sobredosis de narcisismo y mucho ombliguismo. La gala del Criticón fue fiel reflejo de lo que han criticado a las murgas los periodistas que han fallado durante tres décadas el premio. Fue un recrearse en lo mucho que han hecho y lo buenos que son.

El maestro de ceremonias, Alexis Hernández, después del éxito cosechado en la final que dirigió Enrique Camacho, volvió a sacar su "espejito mágico" para preguntarse, una y otra vez, quién es el "más mejor" del mundo mundial de las murgas. Solo le faltó decir que él las inventó. Lo ha sido todo y así lo hizo constar, con tanto éxito que sus intervenciones no es que permitieran montar a las murgas a las que daba paso, sino que eran más largas que las propias interpretaciones. Y eso que ni se quitó el tocado ni dedicó el tema; sí interpretó pasacalle, primera canción o despedida, como las cuatro murgas que actuaron: la infantil Rebobinados, ganadora este año del Enrique González Bethencourt, por su canción "Pinocho"; la adulta "Mamelucos", que se arrancó con una estrofa del primer Criticón que ganó -cuando ganaba Mamelucos-, en 1985, para seguir La Traviata, esta edición distinguida por "El quiosquero", de Carlos Casanova. Como colofón, Bambones, la más laureada con tantos Criticones, siete, como letristas forman su grupo. Y entre grupo y grupo, Alexis Hernández, que compitió con Ramón Guimerá en sabiduría e historia del Carnaval.

Junto a la frescura de Rebobinados, el momento más emotivo y sensacional lo protagonizó Mamelucos. O su alma máter: Manolo Peña, letrista que tanto prestigio y solera dio al Carnaval. Supo retirarse a tiempo para dar la alternativa a quienes aún no se han puesto a su ritmo y continúa siendo el corazón de la sociedad. Mientras Manolo ya hacía Carnaval, Xerach Casanova tenía cinco meses cuando se otorgó el primer Criticón. Anoche volvió a enfundarse el traje de Mefistófeles (quedan siete aún para el Museo del Carnaval). Lo mejor.

Luego, más Alexis Hernández y su espejito. Claro que... después de 27 años para encontrarse en el escenario con Bambones, tenía que aprovechar. Más allá de las letras y del lugar ("curioso" dijo el director de Rebobinados, Jeremy Soriano), una gala, como las canciones malas, para olvidar. Treinta años del premio Criticón no son nada, y han pasado más rápido que lo que duró la gala de anoche. La gala de anoche fue como una deliberación en el Puntero con muchos más comensales. Por criticón que no sea.