Sin duda, es el gran desconocido en el mundo de los concursos, y en concreto en el sonido de nuestro carnaval. Se llama Alberto, pero en el mundillo lo conocemos como "El Naranja". Sólo hay que ver trabajar a este genio en esa enorme mesa digital y lo que hace, en concreto con las murgas, que es donde lo he visto en directo, para decir que se merece un homenaje por intentar con "cada una" de las murgas que suenen lo mejor posible.

Cada vez que oigo a las murgas decir "me bajaron el sonido", sólo se me ocurre una reflexión: la ignorancia es atrevida. "El Naranja", don Alberto, se pone, mientras está cantando cualquier murga, a apretar teclas intentando descubrir quién lo está haciendo mal, o menos mal, y ahí, sobre la marcha, sin saber la letra, sin saber el arreglo musical oportuno, corregir el fallo que está o están cometiendo algunos componentes de dicha murga. Todo ello en beneficio de la propia murga, y, por supuesto, del espectáculo.

Todavía me acuerdo allá por la final del año 2000, cuando con Los Singuangos, en plena actuación, se derramó agua (se supone, porque nunca se supo exactamente qué fue) sobre una de las columnas (P.A.) que daban el sonido a una parte de la Plaza de La Candelaria. Un lateral de la plaza se quedó sin sonido y empezó un griterío por el cual tuvimos que parar de cantar, y, eso sí, fastidiarnos aquella final.

La gente se viró automáticamente hacia donde estaba la mesa del sonido, donde estaba "El Naranja", y la cara de éste ya no era naranja, era de color ¡arco iris! Pudiendo haber sido aquello un caos, la murga supo estar a la altura de las circunstancias. Al día siguiente me llamó Carlos Mas, me explicó lo que él creía que había ocurrido, y asunto zanjado. Lo más fácil hubiera sido ir de víctimas, diciendo en el argot murguero: ¡nos jodieron el sonido! Esto hubiera sido una tremenda injusticia con alguien que se desvive para que, repito, "cada una" de las murgas suene lo mejor posible.

Vaya desde estas líneas mi homenaje a un gran profesional, y sobre todo a una gran persona: don Alberto, "El Naranja".

No me quiero olvidar, también, de quien está al mando de todo este cotarro del sonido, otro monstruo, eso sí, más conocido que el del Lago Ness: don Carlos Mas.

Así que menos culpar al sonido y más a nosotros mismos. ¡Gracias!, "Naranja", y a ti, Carlos, por ayudar a cada una de las murgas, en la enorme, desagradecida e ingrata labor que les toca lidiar en cada Carnaval.

De nuevo, a ambos, gracias.