Hombre de entre 36 y 45 años, con estudios, separados o divorciados y en situación de desempleo. Este es el perfil más habitual de las personas que son atendidas por Cáritas Diocesana de Tenerife en el Proyecto Drago, una Unidad de Atención a las Drogodependencias (UAD) especializada en los trastornos relacionados con el consumo de alcohol.

Con motivo de la celebración hoy del Día Mundial Sin Alcohol, se publicó el informe anual elaborado por dicha unidad, que asistió el año pasado a 215 personas y 121 familias.

El citado programa, que surgió en 1998 en los comedores sociales que tenía la entidad junto al antiguo albergue municipal, se centra en la desintoxicación, deshabituación y rehabilitación alcohólica de los pacientes, cuyos perfiles y circunstancias han ido cambiando a lo largo de los últimos años. No en vano, actualmente el 48% de las personas que acuden a Drago presenta patología dual, un trastorno adictivo que coincide con un trastorno psiquiátrico. Igualmente, el número de pacientes que se encuentran en exclusión social supera el 29%, siendo la mayoría de ellos derivados al recurso por sus propias familias o por los Servicios Sociales.

Desde el ejercicio 2009, el número de beneficiarios del proyecto ha crecido hasta un 40%

Subvencionado por la Dirección General de Salud Pública del Servicio Canario de la Salud (SCS), el Proyecto Drago trabaja desde un enfoque biopsicosocial, a través de un equipo formado por una médico, una psicóloga y una trabajadora social. Desde el año 2009, la cifra de personas atendidas en el recurso que gestiona Cáritas Diocesana de Tenerife ha crecido cerca de un 40%, siendo la edad media de inicio al consumo los 17 años, con un 15,5%. Y el segundo porcentaje más elevado de inicio al consumo se produce en jóvenes de 14 años.