Una veintena de ornitólogos y naturalistas participará en uno de los programas más ambiciosos para estudiar las aves acuáticas que pasan el invierno en Canarias, y en el que por primera vez se hará un censo simultáneo de humedales en todas las islas, con casi 700 localidades en estudio.

A menudo las aves invernantes son las grandes olvidadas cuando se habla de las especies que se pueden encontrar en Canarias y, sin embargo, constituyen un fenómeno biológico de gran relevancia cuyo conocimiento presenta grandes lagunas, explican a Efe fuentes de la Viceconsejería de Medio Ambiente del Gobierno canario.

Obtener información más precisa de la presencia y distribución invernal de las distintas especies acuáticas, el uso que hacen del hábitat y sus movimientos invernales, entre otras cuestiones, es fundamental para llevar a cabo políticas y acciones de conservación.

La Viceconsejería precisa que no se trata de un fenómeno meramente residual, pues la situación geográfica de las Islas las convierten en un importante enclave para el paso migratorio y de invernada de las aves acuáticas del Paleártico occidental.

Por Canarias pasan cientos de aves de numerosas especies, tanto en sus movimientos prenupciales como postnupciales. Según censos realizados en las últimas décadas, se calcula que en el Archipiélago se concentran para invernar casi 5.000 limícolos y que más de 20 especies invernan de forma regular.

Algunas de estas especies se encuentran amenazadas, como es el caso de la cerceta pardilla ("marmaronetta angustirostris"), que se observa de forma irregular en Fuerteventura desde 1992.

Asimismo, las poblaciones de otras de ellas poseen importancia nacional (como el vuelvepiedras, correlimos tridáctilo, el zarapito trinador y el archibebe claro).

Pero si las aves acuáticas invernantes son de gran interés en Canarias, también lo son las poblaciones de aves acuáticas reproductoras, algunas de las cuales han escogido las Islas como destino de cría en las últimas décadas, caso del tarro canelo, la garcilla bueyera, el avetorillo común y el martinete común.

Esta situación sorprende ante la menor representación de humedales de origen natural en Canarias, que contó con enclaves de gran relevancia hasta hace algunas décadas pero que sufrió una drástica regresión.

Esta situación se suple hoy día con la disponibilidad de zonas húmedas de origen artificial (salinas, presas y embalses, charcas terrosas o de hormigón), que se han convertido en puntos cruciales para el descanso, alimentación y cría de ciertas especies de aves, tanto de carácter migratorio como nidificante.