Su experiencia en el voluntariado comenzó allá por el año 2011. Desde entonces ha vicepresidido y presidido la asamblea comarcal de Cruz Roja en La Laguna y, hace apenas un mes, le encomendaron la tarea de presidir la ONG a nivel provincial. María Teresa Pociello Marty ahora apuesta por una Cruz Roja que consiga no solo dar de comer, si no también ofrecer herramientas para que la gente consiga independencia económica.

¿Cómo ha vivido el cambio en la presidencia provincial?

Bastante vertiginoso, pero bien. Es mucho más grande, pero es lo mismo. Es la casa y trabajamos siempre todos muy juntos. La Laguna es una asamblea muy grande y tiene mucho presupuesto, por lo que se manejan muchos proyectos y digamos que un modelo a pequeña escala de lo que luego es la oficina provincial.

Una vez entra en la presidencia de toda la provincia, ¿ ha visto en qué podría mejorar la actividad de Cruz Roja?

No llevo ni un mes, así que lo que estoy haciendo ahora es recorrer las islas y visitar todas las asambleas. Para mí tiene mucho interés. De ellas estamos cogiendo datos y viendo cómo funcionan. Hasta ahora sabemos que hay unas que se deben potenciar y otras que funcionan muy bien, aunque siempre pueden mejorar. Mi interés reside en que los presidentes de todas las asambleas trabajemos juntos. Y que lo que, por ejemplo, es válido en un sitio, puede resultar extrapolable a las demás adaptándola a cada medio.

¿Y es posible hacer esa adaptación?

Claro. La crisis está en todas partes, nos afecta a todos y los problemas en cada sitio suelen ser similares, a pesar de que cada uno tiene sus peculiaridades. Por eso quiero trabajar en conjunto con los presidentes, y no cada uno por su lado.

A veces se habla de que las ONG trabajan un poco cada una por su lado, ¿cree que se deberían coordinar más?

Nosotros trabajamos con la Laguna Solidaria por ejemplo, así como con otras organizaciones de voluntariado. Colaboramos porque es fundamental conocernos, ya que todos trabajamos para las mismas personas.

El INE publicaba hace una semana, aproximadamente, que el sueldo medio de los canarios es de 1.400 euros. ¿Considera que esta cifra se ajusta a la realidad?

En la realidad que vemos nosotros, hay pobreza salarial. En este momento, estamos todo el tiempo formando a la gente y buscando maneras de que se inserten en el trabajo. Los que conseguimos insertar representan un porcentaje del 20%; es bajito, pero es un triunfo y estamos contentos. No obstante, son sueldos bajos y de tiempos cortos. Por tanto, estas personas, a pesar de tener trabajo, siguen necesitando apoyo.

¿Qué se podría hacer para mejorar esta situación?

Nosotros luchamos todo el tiempo para que esta situación no siga así y para poder ofrecer sueldos dignos. Nuestro objetivo es que la gente pueda ser autónoma, que la gente tenga independencia salarial. Si no tienes independencia económica estás cogido por todos lados. Nuestro interés, sobre todo con los jóvenes, es formarlos en todo lo que podamos.

¿Las líneas de actuación de Cruz Roja irán destinadas entonces más hacia los jóvenes?

Hacia los jóvenes, pero también hacia las personas mayores de 45 años, que es un problema tremendo. Tener 45 años, en este momento, resulta ser un problema mayor que tener 25 o 60. A las personas de 45 años parece que las hubieran echado de la rueda. Trabajamos mucho para insertar a gente.

En 2016 Cruz Roja de Santa Cruz de Tenerife atendió a menos personas, pero a ellas se les realizaban más intervenciones, ¿por qué sucede esto?

Porque poco a poco se ha ido integrando la gente. No hay más trabajo, pero no ha ido para atrás y parece que la gente ha empezado a trabajar un poquito más. Pero sí, por ejemplo, antes solo dábamos ayuda alimentaria, y ahora a la misma persona le damos comida, y le pagamos la luz, el agua, el alquiler, la hipoteca, el material escolar y damos ayudas para los dientes y ojos de los niños. Al haber proliferado tantas asociaciones que recogen alimentos, la comida ya no es tanto una primera necesidad. Sin embargo, hay otras ayudas también básicas. Está claro que si te cortan la luz, por mucha comida que tengas... Por eso, tenemos que cubrir esas necesidades y es lo que hace que tengamos muchas intervenciones.

Supongo que será difícil escuchar el testimonio de tantas personas pasándolo mal, ¿hay alguna historia que le haya impactado?

Hay tantas cosas. El perfil de quien pide ayuda no es al que estábamos acostumbrados antes, de un pobre. Cuando un determinado nivel económico, como la clase media, sufre un desastre así tiene menos capacidad de reaccionar que uno que, desde siempre, ha peleado por salir adelante. Hay gente que se ha visto muy mal, porque, por el concepto de la dignidad, a veces no acuden. Hay que remarcar que nosotros no hacemos caridad. Lo que hacemos no es darle comida sino enseñarle a pescar. Esto es proactivo, no puedes venir a coger comida y marcharte, tienes que participar en talleres de formación para finalmente puedas ser independiente.