El delegado del Gobierno en Canarias, Enrique Hernández Vento, ha apelado al esfuerzo de todas las administraciones para evitar los incendios forestales y la pérdida de vidas humanas, como la que se produjo el pasado agosto en la isla de La Palma, donde falleció del agente forestal Francisco José Santana Álvarez, que ha recibido hoy a título póstumo la Medalla al Mérito de la Protección Civil en su categoría de Oro y distintivo Rojo.

Hernández Vento entregó la Medalla en la Delegación del Gobierno en Las Palmas de Gran Canaria a Juana María Millares, esposa de Francisco Santana y a sus hijos, acompañado del subsecretario del Ministerio del Interior, Luis Aguilera Ruiz, y el director insular de la Administración General del Estado en La Palma, Miguel Ángel Morcuende.

Insistió en el papel fundamental que juegan las brigadas forestales, los bomberos, protección civil y otros cuerpos de seguridad para atajar los incendios, donde "se juegan literalmente la vida" y añadió que "esto hay que evitarlo desde la prevención".

La mujer del agente fallecido, en su discurso de agradecimiento a los compañeros de Francisco Santana, presentes en el acto, también se refirió a lo importante de la prevención y a la escasa inversión en materia de incendios que se precisa para atajar y evitar el fuego.

El subsecretario del Ministerio del Interior, Luis Aguilera Ruiz, apuntó que en España se han quemado cerca de 60.000 hectáreas a lo largo de este año en más de 7.500 incendios, cifras que "si bien confirman una tendencia decreciente en los últimos años, no podemos decir lo mismos del número de personas que ven alteradas sus vidas como consecuencia de los incendios", sostuvo.

Asimismo, dijo que los incendios "no son solo estadísticas, hectáreas quemadas" sino "la cara amarga" de que personas que como Francisco Santana, con más de 20 años de experiencia como agente forestal en el Cabildo de La Palma, "ponen en peligro sus vidas para extinguirlos".

Subrayó Aguilera Ruíz que el incendio de La Palma dio de sí muchos días de lucha contra un fuego, que quemó 4.700 hectáreas, el 7% de la masa forestal de Palma, una isla que en 2009 sufrió otro incendio donde se arrasaron 2.500 hectáreas.