El presidente del Cabildo de Gran Canaria, Antonio Morales, ha reiterado hoy su decisión de "defender a la isla" frente a eventuales injusticias y ha rechazado que a él le critiquen por eso y no a su homólogo tinerfeño, Carlos Alonso, al que ha dicho que "nadie le acusa de insularista".

Y ello a pesar de que "el presidente del Cabildo de Tenerife (de Coalición Canaria) se enfrenta a la vicepresidenta del Gobierno, a la consejera de Obras Públicas, en temas trascendentales para Canarias", ha destacado Morales, de Nueva Canarias.

Quien ha cuestionado el hecho de que a Carlos Alonso no se le digan cosas como que "es el principal opositor del Gobierno" aunque actúe de ese modo y que, sin embargo, sí lo digan de él cuando expresa diferencias con el presidente del Ejecutivo, Fernando Clavijo, de CC.

Puesto que, según ha argumentado, forma parte de las funciones de uno y otro cabildos defender los intereses de sus islas respectivas.

"Huimos del insularismo, porque hace muchísimo daño a esta tierra, pero eso no puede frenarnos a la hora de exigir respeto institucional, equilibrio en la distribución de recursos, diálogo y consenso a la hora de determinar las políticas que se hacen en cada isla", ha señalado a ese respecto.

Y ha añadido: "estamos obligados a hacerlo, tenemos que defender a esta isla, porque para eso nos han elegido los ciudadanos".

En todo caso, Antonio Morales ha querido subrayar que la corporación que él preside y el Gobierno Autónomo no están en desacuerdo en todas las materias.

"Hemos tenido algunas diferencias, normales, lógicas, y las vamos a seguir teniendo, probablemente", si bien "en otros tantos campos nos vamos a entender y vamos a colaborar", ha expuesto a ese respecto, apostillando: "estamos obligados a ello, el Gobierno y el Cabildo".

Morales ha aclarado, de cualquier modo, que no le importa tanto que formulen acusaciones contra él, pero que "le preocupa más que ese tipo de cosas se asocien a la isla de Gran Canaria", diciendo frases como que "el presidente del Cabildo, con su actitud, aisla a la isla, hace de insularista".

El político ha hecho estas declaraciones en una conferencia que ha ofrecido en el Foro SER Canarias, invitado por esa emisora radiofónica a hablar de los proyectos del actual equipo de gobierno de su corporación.

Un equipo que ha recordado que conforman su partido, el PSOE y Podemos, merced a un pacto que hicieron posible al elegir "una mayoría de progreso" los votantes.

Los cuales "nos mandataron a romper moldes, a ser innovadores, a no hacer políticas rutinarias, a escuchar y dar respuestas a lo que realmente está pasando", ha opinado.

Desde ese parecer, Morales ha recalcado que su gestión debe estar presidida por el objetivo de buscar "la justicia social" y acompañado de otros propósitos acordes con aquel como el de "hacer de la sostenibilidad medioambiental un elemento equilibrador".

En esa línea, ha dicho que "las políticas sociales juegan un papel fundamental" de su proyecto, por entender que no se puede "obviar la tozuda realidad ni la necesidad de medidas coyunturales si asumimos las consecuencias del paro, la pobreza y la exclusión social", en contra de quienes afirman que de una situación así "solo se sale creando empleo".

Porque decir eso es "una trampa dialéctica", ha considerado Morales, que ha argumentado que aceptar ese planteamiento equivaldría a decir que "debemos dejar en la cuneta a los miles de ciudadanos de esta tierra que viven en la más absoluta precariedad hasta conseguir diversificar y potenciar nuestra economía".

El presidente del Cabildo grancanario ha recordado que otros elementos definidores de su proyecto político son la apuesta por la llamada "soberanía alimentaria" y por las energías renovables.

Las cuales "van a pasar, estamos convencidos de ello, a ser la primera fuente prioritaria de generación" en la isla, hasta el punto de que "las fósiles serán residuales", ha manifestado, sentenciando que, "por lo tanto, no hará falta ninguna regasificadora" para sustituir a las actuales plantas eléctricas alimentadas por fuel.

Ya que "el gas no puede ser un elemento de transición", porque eso implicaría hacer "una inversión multimillonaria para que dentro de diez o quince años quede obsoleta esa tecnología porque las energías renovables la hacen inviable".