Un estudio del Consejo Superior de Investigaciones Científicas alerta de que cada vez se detectan más casos de polluelos de ave marina que se desvían de su trayectoria de vuelo al ser deslumbrados por las luces de ciudades y carreteras próximas a la costa.

El trabajo, publicado en la revista Scientific Reports, se ha desarrollado en la isla de Tenerife -donde se recuperan 1.500 pollos de pardela cenicienta cada año- con el objetivo de "reducir la mortalidad de esas aves", señala el comunicado.

"Este fenómeno parece no afectar a los ejemplares adultos, por lo que sólo hemos marcado los pollos con dispositivos GPS para conocer su vuelo; además, para evaluar cómo les afectan los niveles de luz se han usado imágenes de alta resolución tomadas vía satélite", ha explicado el investigador del CSIC Airam Rodríguez.

Jóvenes aves marinas, como es el caso de la pardela, abandonan de noche sus nidos para sobrevolar los mares, aunque antes de alcanzarlos la contaminación lumínica les desvía de su trayectoria inicial y, desorientados, "en ocasiones chocan con edificios y árboles, o terminan en el suelo, donde son vulnerables a predadores o atropellos".

Los resultados han demostrado que la mitad de los polluelos cae cerca de sus zonas de cría -en un radio de tres kilómetros- y que las aves más afectadas son aquellas que habitan más lejos de la costa.

El estudio también ha permitido conocer que los pollos inician su vuelo hacia el mar en el plazo de las tres horas posteriores a la puesta de sol, una franja horaria que "coincide con los mayores niveles de contaminación lumínica".

A pesar de que los expertos creen que este fenómeno no afecta a los ejemplares adultos, durante la época reproductora de este año, se empezarán a marcar con GPS algunas aves adultas con la intención de determinar si evitan sobrevolar las zonas urbanas durante su trayectoria de vuelo para alcanzar las colonias de cría o si, por el contrario, las atraviesan sin desorientarse.