"Creo sinceramente en la buena fe de los fundadores de la Unión Europea (UE) y en su voluntad de velar por el bien de todos los ciudadanos que componían la primera Unión, antes de alcanzar el enorme potencial de 500 millones de personas con el que contamos hoy. Seguramente los fundadores creyeron que la Unión era la mejor forma de convivencia para sus ciudadanos, uniendo las dos Alemanias e intentándolo con Gran Bretaña e Irlanda. Construir en definitiva un frente europeo potente, capaz de defender los sectores estratégicos, fortalecer el estado del bienestar con la educación universal y los servicios sociales y crear riqueza productiva que repercuta en todos los ciudadanos y cada uno", afirmó el empresario del Sur de Tenerife Carlos González Toledo.

González señaló que "todos esos buenos deseos, sin embargo, siguen aún hoy sin trascender el papel, frustrados por veintiocho problemas de difícil solución. Veintiocho mandatarios con políticas distintas en materia judicial, laboral, de seguridad, cultura, protección social y legislación fiscal, en las que cada uno de ellos ha mostrado en los últimos años posiciones divergentes sobre prácticamente cada asunto. En algo tan elemental como la seguridad no solo no hay unanimidad sino ni tan siquiera mínimas muestras de lealtad entre miembros, vendiendo algunos de ellos armas a estados hostiles sin contar con los otros".

Además, el empresario indicó que "las pocas oportunidades que ofrecen hoy las políticas de la Unión Europea a sus ciudadanos le hacen parecerse más a un casino dirigido por el poder económico que a una verdadera confraternización de países. No puedo apuntar a ningún político en particular, pero sí hago responsables a todos aquellos que han contribuido a diseñar políticas de capitalismo salvaje con el mercado como agente único de cambio. La Unión Europea creó el Banco Central Europeo con recursos propios o al menos con gran parte de ellos, es decir, recursos soberanos de sus miembros. Sin embargo, a nuestro país, para ayudarle a salir de la crisis, se le hizo una buena jugada. A España no se le permitió pedir dinero directamente al BCE. A cambio, este se lo prestaba a los bancos españoles al 2% para que estos se lo vendieran al gobierno y comunidades al 6 o 7%. Para mayor escarnio, los españoles de a pie tuvimos que rescatar parte de esa banca protegida con nuestros impuestos. La corrupción no se muestra solo en los pelotazos urbanísticos cercanos, que por lo visto aún no han terminado, sino también en aquellos políticos de primer nivel que pudiendo mejorar las leyes para proteger a sus ciudadanos de las crisis, no lo hacen".

"La connivencia de la alta política con el poder económico se hace sentir a todas las escalas. Los ciudadanos tenemos límites en nuestros derechos; las grandes corporaciones, no. En nuestra Isla, sin ir más lejos, estamos vendiendo el motor de nuestra economía, el turismo, por un puñado de euros. Parecía que la exploración de petróleo nos iba a arruinar el turismo en Canarias. Ahora, así lo señalan nuestros mandatarios, son las viviendas vacacionales el enemigo. Estoy de acuerdo en que hay que regular, pero es curioso que simultáneamente planteen grandes superficies comerciales suburbanas de cientos de miles de metros cuadrados en la mejor zona turística del Sur. Tal vez estén proponiendo a los hoteleros que sustituyan el brazalete de todo incluido a sus clientes por unos vales de compra en el hipermercado. O que nuestros visitantes adquieran sus souvenirs en establecimientos tan entrañables como Leroy Merlin, Ikea o Decathlon", apuntó.

González Toledo manifestó que "tiene que ser esa la razón por la que quieren acercar las grandes superficies a los hoteles de cuatro y cinco estrellas. Si lo que hay detrás es otra cosa, yo no lo sé, pero lo que sí sé es que algunos alcaldes están más preocupados por sus intereses que por los intereses generales. En vez de salvar el comercio local, lo han abandonado en beneficio de las grandes superficies. Con solo pensar en el silencio de algunos podemos esperar lo peor. Más pobreza para nuestras islas y más paro para nuestras familias".

"La Unión Europea no está dispuesta a cambiar el rumbo aunque tenga medios para combatir el paro y mejorar las oportunidades y derechos de sus ciudadanos con políticas justas, trabajos productivos y equilibrio social. Si los canarios fuimos capaces un día de reinventar el turismo, ¿por qué no hacer lo mismo con el cuidado y la asistencia de millones de ancianos europeos, vecinos y conciudadanos nuestros? ¿Por qué se han destruido puestos de trabajo en industria, fábricas y agricultura en beneficio de países que no protegen a sus ciudadanos con los mínimos derechos? Seguramente muchos mirarán para otro lado tras leer esto, dejando para otros la tarea de poner orden o tal vez esperando la asistencia de alguna divinidad. Son los hombres y mujeres de buena voluntad los que aceptan la responsabilidad de luchar por el futuro de las siguientes generaciones. No esperen nunca que el lobo cuide de las ovejas".