Se muestra cautelosa, pero con pausa y reflejos en las preguntas supuestamente más comprometedoras. Está convencida de las ventajas del modelo educativo de su centro, aunque también es crítica con los déficit de la educación en España. Isabel Fernández, rectora de la Universidad Europea de Canarias, analiza en que sigue los casi tres años de andadura de su empresa en La Orotava y advierte de que las universidades isleñas deben estar haciendo algo mal "si, de 9.000 alumnos que hacen la PAU, 1.600 se van fuera a estudiar, la tasa más alta del país".

¿Qué balance hace del curso?

Hemos consolidado todas las titulaciones de grado, con lo que ya tenemos 400 estudiantes, lo que es un gran éxito en tres años.

¿Cumplen la progresión prevista?

Absolutamente, en titulaciones y estudiantes. Y hemos aumentado el número de postgrados. Esto es muy importante porque hay muchos profesionales que trabajan y la única opción para seguir estudiando es buscar la oferta más cercana, en La Laguna o la nuestra, que tiene programas especiales.

El mayor número de alumnos sigue siendo de Tenerife...

Más de Tenerife que de Las Palmas, pero tenemos un 25% de estudiantes del extranjero.

¿De la Península, pocos?

No tenemos tantos; de ese 25% (unos 60, pues entre los 400 están los postgrado), la mayoría son alemanes, ingleses, franceses...

¿Gente que se hospeda aquí?

Sí, entre La Orotava y el Puerto.

En los años del debate sobre si abrían o no, hablaban de atraer estudiantes de África, ¿tienen?

No, y por supuesto que serían bienvenidos, pero tenemos universidad en Casablanca y el objetivo aquí es cubrir la demanda de las Islas y del público internacional por los atractivos de Canarias, más allá del clima o la geografía. Por ejemplo, no se me ocurre mejor lugar si se quiere ser ingeniero y estudiar energías renovables.

Aunque no lo estemos aprovechando del todo...

De acuerdo, pero debiéramos. También cualquier titulación relacionada con la tecnología, pues está el Astrofísico, donde se hace tecnología aplicada. O si se quiere estudiar deporte de forma universitaria, aquí vienen equipos de alto rendimiento a hacer la pretemporada. Se puede hacer la mejor preparación aprovechando unas instalaciones únicas, por los desniveles, el clima... Se dan, pues, condiciones únicas para estudiar deporte, turismo, dirección de empresas vinculadas al emprendimiento...

La progresión se cumple, pero ¿se puede estancar si no se cambia la ley para que se expandan en edificios cercanos a la sede?

Podría ser un obstáculo para el despliegue de las nuevas titulaciones. Ahora, impartimos 35 titulaciones y las nuevas de grado sí están condicionadas a más espacio porque, por suerte, esta sede y la casa Salazar ya están llenas.

¿Ya no barajan irse de aquí?

Sí, en esa memoria de ley decimos que, aunque antes de venir parecía razonable un campus afuera, en un polígono industrial, ahora tiene sentido uno urbano integrado, con los estudiantes de alquiler en casas de la zona. Hemos contratado este año 30 nuevos profesores -90 en total- y gran parte vive en La Orotava...

Porque la mayoría son canarios...

Por supuesto. El 86% de nuestros empleados lo son, aunque es verdad que muchos son isleños del mundo, porque han estudiado o trabajado fuera y, en la universidad, vieron la opción de volver.

O sea, ¿en el próximo curso piensan superar los 500 alumnos?

Sí, por supuesto. Y sin nuevas instalaciones adicionales.

Hay partidos que siguen reticentes al centro: ¿se ha pulido esto o temen que un cambio de gobierno villero les perjudique?

Me cuesta responder porque, a lo mejor, deberíamos preguntarles a ellos. La realidad es que, tras 3 años, una parte importante del staff son villeros, realejeros... Tenemos un 16% de becados por nosotros. En este contexto, es difícil que haya oposición y, de hecho, solo tenemos apoyo, que es diferente de trato de favor: somos una institución seria y rigurosa.

¿Nunca se sintieron privilegiados por el gran respaldo público pese a ser una empresa privada en un libre mercado?

Privilegio no es una palabra que me guste. Como cualquier empresa que venga a la Villa, queremos el mismo trato. Pagamos un alquiler a los dueños de esta casa...

¿Irse al Liceo Taoro ya está descartado o sigue siendo el sueño pese al no en su día de sus socios?

Imagínese si las relaciones con el Liceo son buenas que tenemos un convenio para compartir instalaciones. Su casa fantástica está a nuestra disposición y la hemos usado para actos. Estamos abiertos a explorar cualquier sede, y no tiene por qué ser el Liceo.

¿La conclusión, pues, es que el proyecto se ha asentado?

Absolutamente. Como empresa, vamos sobre plan y, como universidad, cada vez con más raíces con el resto de las instituciones, con las que trabajamos para mejorar la educación. Por ejemplo, tenemos proyectos con la enseñanza preuniversitaria, con los colegios, también con la ULL...

Pero ¿ha sido fácil; es suficiente el vínculo con la ULL, que al principio se opuso radicalmente por concebir esto como competencia desleal y por ese apoyo público?

Aspiramos a tener líneas de investigación conjuntas y a hacer más cosas con la ULL. Todo son facilidades; no hemos notado ningún rechazo. Lo que ha ocurrido es que, antes de nacer el proyecto, se mezclaron cuestiones relacionadas con otras universidades privadas que están naciendo en las Islas en las que sí hay cesión de suelo público. Ese es otro modelo. Ni mejor ni peor, pero otro. Llevamos 3 años y hemos demostrado varias cosas: en el consejo universitario, somos un socio más y contribuimos a mejorar la formación superior desde la humildad y el trabajo conjunto; la relación con los rectores de las universidades canarias, la Dirección de Universidades y colegios es impecable. Pero no por nada, simplemente queremos sumar y entramos despacito.

Y de todas estas relaciones, ¿qué resultados destacaría más?

Algunos de nuestros proyectos trascienden a la comunidad universitaria, como el que desarrolla competencias de estudiantes de 6 a 9 años o de 10 a 16. Hemos trabajado con centros de Secundaria, colegios anteriores a la ESO, la ULL, el Cabildo... El mérito es del Cabildo y la ULL, que lo arrancaron, pero nos han aceptado no como mero socio que pone dinero, sino como jueces y trabajando juntos. Otro es la mesa de reflexión sobre empleabilidad juvenil, de la que sale un plan de acción con administraciones, universidades, empleadores... Lleva ya tres años.

¿Y la imbricación con la sociedad villera y del resto de la Isla?

Ahora tenemos 25 estudiantes haciendo prácticas en empresas del Norte. Hay una semana al año en la que nuestros estudiantes, acompañados por profesores, dan formación gratuita a desempleados. Trabajamos de la mano de la Agencia de Desarrollo para que profesores y estudiantes preparen modelos de viabilidad, planes de marketing y demás a los emprendedores de la Villa. Trabajamos con el mercadillo local del agricultor...

Captan alumnos de diversos modelos, pero ¿quiénes llegan mejor preparados: los de la pública, concertada o privada? ¿Tiene menos nivel el canario?

No, es un tópico que no se da ni en la PAU, más allá de estar o no de acuerdo con su diseño. Hay centros canarios que quedan entre los 20 primeros. Es decir, colegios que son muy buenos y otros no tanto. El 25% de nuestros alumnos viene de públicos; de privados, poquitos, y el resto, de concertados.

¿Y cómo concibe esa división de la enseñanza: nunca absorberá lo público y privado lo concertado?

No tengo datos sobre financiación. Sobre la calidad de los modelos, sí digo que trabajamos en reforzar los idiomas porque no es algo específico de cada modelo...

¿Y por qué esa mala preparación en idiomas en una región turística?

El problema es de España en general. En Canarias no estamos peor. Tenemos un sistema tan regulado que estamos igual de bien o mal que el resto. Lo que pasa es que, aquí, el PIB depende un 30% del turismo y necesitamos más los idiomas. Trabajamos en esto y en la internacionalidad. Vivimos dos millones en un sitio pequeñito, fragmentado, y no queremos que nuestros profesionales emigren, si bien, en verdad, no pasa nada si se van, se enriquecen y vuelven más formados. Hay que prepararlos para un mundo global.

¿Apostaría por una enseñanza bilingüe, incluso trilingüe?

Claro, por supuesto, ya que eso no va en detrimento de ninguna asignatura curricular o del desarrollo de competencias. Nos queda espacio, con los métodos pedagógicos adecuados, para seguir trabajando los conocimientos técnicos, en idiomas y las competencias, que es lo que valoran los empleadores. Es curioso, pero nuestro sistema universitario es concebido fuera con suficiente rigor y calidad; nadie pone en duda un titulado español en el exterior.

Pero eso no es lo que se suele decir de las universidades españolas en general, que no están entre las 100 mejores del mundo, aunque haya gente muy apreciada...

Pero esa es otra cuestión. Una cosa son los ranking y otra la percepción del empleador. Los ránking, en los que solemos mirarnos, valoran la producción científica, la antigüedad de la universidad..., y eso es algo que no cura ni el tiempo. Si tengo una universidad como Cambridge, con 200 años...

La Laguna tiene más de 200...

Pongo un ejemplo lejano para no ofender. Por mucho tiempo que pase, Cambridge nos lleva 200 años y eso, como la producción científica, pesa mucho en los ranking, y es bueno porque prueba su permanencia. Sin embargo, el empleador se basa en otras cosas, como contratar a varios economistas de diferentes universidades españolas y ser grandes profesionales.

¿El nivel de satisfacción exterior, por tanto, es elevado?

Absolutamente, solo hay que ver las tasas de empleabilidad.

¿Las de ustedes son más elevadas que las de las públicas?

Lo son pero es una comparación un tanto injusta, porque nuestro modelo está enfocado en aprender haciendo. Desde el primer año, nuestros estudiantes hacen prácticas obligatorias en empresas. Eso no pasa en las públicas.

¿Usted lo aplicaría en las públicas por el paro juvenil que existe?

Sin duda.

¿Ese es uno de los grandes déficit de la enseñanza del país?

Se falla en no ser una universidad pendiente de lo que necesitan los empleadores, lo que no significa que no se le dé prioridad a los programas de conocimientos técnicos, pero no es cierto que podamos vivir de espaldas al mercado laboral porque estamos formando a los futuros profesionales. Como universidad, sabemos los conocimientos y competencias que tienen que desarrollar, pero tenemos un grupo de empleadores que nos ayudan a saber si se está enfocando bien hacia la empleabilidad.

¿No se falla aún en el momento de la elección de la carrera por la falta de salidas en unas y la mayor demanda en otras?

Quizás estoy sesgada, pero creo que nunca puede haber un exceso de gente formada.

¿En ningún ámbito?

No.

¿No hay desequilibrios? Hubo muchos pedagogos en su día...

Ya, pero, ¿para qué se forman los pedagogos? Tienen un amplio rango de posibles trabajos. Tengo muchos compañeros filósofos y sicólogos en recursos humanos.

¿Cómo es el nivel de satisfacción de los alumnos en los centros de la UE en otros sitios?

En España, el 70% encuentra empleo en los primeros 6 meses y, al año, el 90% ya está empleado. La media de parados universitarios es del 35%; la nuestra, del 10%.

¿Cuánta gente entra y lo deja?

Estamos por debajo del 11%, aparte de que, en nuestro caso, la media en acabar la carrera es de 4,5 y 5 años. Los abandonos tienen que ver con causas económicas o porque se encuentra trabajo.

¿Les cansa lo de que esto es una enseñanza elitista: es real, un cliché? Se dice que, si pagan lo que pagan, lo lógico es aprobarles...

El coste de nuestras carreras en Canarias es el mismo que el de un colegio privado. A esto le sumamos que un 16% recibe alguna ayuda beca, con estudiantes con programas de excelencia por el 100%, a otros con el 50, el 10...

¿Y cómo los seleccionen?

Un mix entre las rentas y los resultados académicos.

¿Cómo concibe los continuos cambios de leyes educativas?

Pensando en el estudiante, el proceso de aprendizaje es largo y, ante cualquier cambio, debe pasar tiempo y ver los resultados con un análisis científico. Por eso, no se puede cambiar todos los años.

¿Qué le parece la ley Wert?

No obliga a cambiar nada, ni los grados de 4 años a 3, como a veces he oído. La ley dice que delega en las universidades la capacidad de decidir si son 3 o 4 años.

O sea, ¿está mayormente de acuerdo con la ley?

Lo que sí comparto es la preocupación de los rectores por introducir un cambio sin una reflexión sobre la calidad. Se apruebó un decreto, pero, por favor, hagamos un análisis exhaustivo antes para tomar las decisiones mejores.

¿Hay margen para más universidades privadas en las Islas?

Sí, siempre que no se consuma dinero público. Si se es capaz de hacer una propuesta diferenciada e innovadora, seguro que hay sitio. Entre las dos provincias, 1.600 estudiantes de 9.000 se fueron a estudiar a la Península tras la PAU; hay muchas motivaciones, pero creo que se debe a que no somos capaces de satisfacer sus necesidades. Son muchos. Es la tasa más alta de España de emigración. Parece que no somos capaces de satisfacer la demanda, aparte de la experiencia en una ciudad grande, de madurar lejos de la familia... Nosotros hemos reflexionado y tratamos de completar la oferta.

"Mis hijos están en el Casa Azul por la cooperativa de padres"

Isabel Fernández se siente plenamente integrada en la Isla. Preguntada por cómo resolvió en su momento el dilema de en qué centro docente matricular a sus hijos, responde de forma elocuente y convencida. "Los tengo en el colegio Casa Azul, en el Puerto de la Cruz, porque me encanta su modelo, al tratarse de una cooperativa de padres. Es un modelo más avanzado, aunque el margen del currículo es corto en cuanto a la creatividad. Es un colegio privado, que no recibe dinero público, con un modelo muy distinto y con familias de todos los poderes adquisitivos que se pueda imaginar". En este sentido, y cuestionada por si su universidad sufre el problema de los prejuicios y los clichés por tratarse supuestamente de una enseñanza elitista, responde que sí se dan esos comentarios, pero que, gracias a los proyectos que desarrollan y a la interacción de sus alumnos con la sociedad, están minimizándolos. "Cada vez se dan menos esos clichés porque se conoce más a nuestros estudiantes: en la agencia de desarrollo de La Orotava, en los colegios, con el resto de proyectos... Nuestros alumnos son los mejores embajadores contra ese cliché... Hay estudiantes, por supuesto, con familias muy pudientes, y no renegamos de ellos, al revés, estamos encantados, ya que supone un orgullo para nosotros que, sin ninguna restricción económica y pudiendo haberse ido a cualquier otra universidad del mundo, nos hayan elegido. Preguntada por el modelo anglosajón de estudios como hipotecas, asegura que es "difícil de aplicar aquí por las condiciones regulatorias actuales. Sus tasas de empleabilidad son muy altas y el mejor ejemplo se da en los EEUU, aunque es complicado porque nunca se les paga acorde con su nivel de formación. Parece siempre que los jardines de los demás son mejores, pero...".