Las prospecciones en busca de petróleo han tensado tanto el debate político en Canarias, han ocupado tanto espacio en los medios de comunicación, han movilizado a tantos ciudadanos y han arrinconado tantos otros problemas que ahora que Repsol se va de vacío queda una pregunta en el aire: "¿Entonces, de qué hablamos?".

Ni la crisis, ni el paro, ni los recortes: ha sido el debate petrolífero el que ha marcado la legislatura en las islas y el que ha deteriorado hasta niveles sin precedentes las relaciones entre el ejecutivo autonómico con el central, así como con el PP regional, presidido por el ministro José Manuel Soria.

Desde que en 2012 se reactivaron por el ministro canario los permisos para que Repsol perforara el subsuelo marítimo en busca de hidrocarburos, las prospecciones se convirtieron en el principal foco de debate político, jurídico, económico y social en las islas, con posiciones cada vez más irreconciliables.

La oposición social ha quedado patente en varias manifestaciones, y organizaciones ecologistas como Greenpeace adoptaron esta causa como prioritaria, hasta el punto de que enviaron a su barco Arctic Sunrise a la zona de las prospecciones, donde se encontraron con una respuesta contundente de la Armada española que en una embestida terminó con una activista herida.

El presidente del Gobierno de Canarias, Paulino Rivero, al amparo de su batalla contra los sondeos, enarboló la bandera de la ecología y el desarrollo sostenible y llegó a forjar una insólita alianza con los grupos ecologistas, con los que históricamente ha estado enfrentada su formación política, Coalición Canaria, por el modelo desarrollista de grandes infraestructuras.

El petróleo ha eclipsado durante estos años otros asuntos de relevancia, como el desempleo y los problemas en los servicios públicos, que quizás se recuperen en este final de legislatura.

El asunto del petróleo se consideraba tan determinante para el futuro turístico y medioambiental de Canarias que Coalición Canaria anunció que nunca pactaría con el PP, con el que en el pasado mantuvo prolongadas alianzas, si se mantenían los planes de sondear y, en su caso, explotar el petróleo.

La duda que queda es si tras la marcha de Repsol, las aguas políticas volverán a su cauce y se recomponen las relaciones de CC con el PP tras las elecciones autonómicas, sobre todo ahora que los nacionalistas además han apartado a Paulino Rivero de la reelección.

El PSOE, que en la campaña electoral de 2011 anunciaba su apoyo a las prospecciones petrolíferas, cambió pronto de criterio y tanto desde el partido como desde el Gobierno de Canarias, que comparte con CC, se posicionó en contra de los planes de Repsol.

CC y PSOE han ido inclinándose cada vez más a favor de las energías renovables y en adaptar el modelo turístico a la sostenibilidad, propósitos que se pondrán a prueba a partir de ahora que se descarta la presencia de crudo.

La oposición a las prospecciones se plasmó en estos años en numerosos pronunciamientos del Parlamento de Canarias, de cabildos y ayuntamientos, sobre todo en Lanzarote y Fuerteventura, las islas más próximas a los sondeos.

El Gobierno de Canarias y los cabildos recurrieron en los tribunales sin éxito cada paso del ejecutivo central en el proceso para permitir las prospecciones.

Ese rechazo encontró también amplio respaldo en organizaciones ecologistas, sociales, partidos extraparlamentarios y universidades.

Finalmente Rivero intentó promover una consulta popular en noviembre pasado, justo cuando Repsol iniciaba sus trabajos, pero el Gobierno central lo impidió al recurrirla al Tribunal Constitucional, que aún no se ha pronunciado sobre el fondo del asunto.

A falta de referéndum, el Gobierno de Canarias organizó una macroencuesta que puso de manifiesto que tres de cada cuatro canarios rechazaban los sondeos.

En estos cuatro años, el PP nacional y el PP de Canarias han desarrollado en solitario la defensa de los sondeos, tan en solitario estaban los populares canarios que incluso el PP de Baleares y de Valencia se oponían en sus respectivas regiones a que allí se hiciera ningún tipo de sondeo.