La noticia de un compló contra Antonio Alarcó en el seno mismo del PP tinerfeño no ha extrañado a nadie. Esta es una guerra de todos contra todos. Ni siquiera personas serias se libran de batallas internas y de puñaladas traperas.

Dicen que el origen de la guerra está en el entorno de Cristina Tavío. Al menos esto es lo que ha contado con pelos y señales un diario digital, que adelanta nombres y apellidos. Pero la cosa va más lejos.

Al margen de que cada uno es muy dueño de pelearse contra quien sea, parece ilógico que en época preelectoral se monten estas guerras fratricidas que lo único que hacen, en este caso, es privar al PP de credibilidad y facilitar el camino a los rivales políticos. Todo un esperpento que los responsables del partido deberían cortar de raíz.

as cuitas y las diferencias de los partidos políticos deben lavarse en casa. Si trascienden, malo. Y más en un partido que no ha definido todavía sus candidatos, que lo deja todo para el mes de diciembre y que no tiene todavía aspirante a la Presidencia del Gobierno de Canarias. ¿Qué pensarán sus electores de todo esto?

A nosotros tampoco nos gustan las peleas políticas. Todo lo contrario. Nos gustan la armonía y la decencia, no las luchas intestinas que todo lo estropean. El PP, como cualquier otro partido que se precie, debe ser coherente con sus principios, pero, sobre todo, con su electorado.

Si nos asomamos al balcón de la política, las luchas internas están en todas partes. Ante la imputación de Clavijo y sus dificultades para seguir siendo candidato, el palmero Castro Cordobez, que está en todas, engrasa las pistolas.

Qué vergüenza. Entre Ruano y el palmero se disputan los despojos de quien todavía no ha muerto, ni mucho menos. Terrible, patético. Así se comprende que la gente está harta y que Podemos, un partido de loquinarios e iluminados, coja carrerilla.

Así se forja el panorama político canario, este es el análisis elemental del esperpento, el mapa de la pobreza política de nuestra tierra. Todo ello no es patrimonio de Tenerife. En Gran Canaria, Bravo se rebela contra Soria desde su reino de taifas del Cabildo. Y el PP no encuentra candidato regional, quemado como está Soria por el asunto del petróleo, cuya batalla no parece estar ganando.

¿Qué es lo que está pasando en Canarias? ¿A qué se debe el todos contra todos en el seno de los partidos? ¿Es que no hay nadie que ponga un poco de cordura?