Se calcula que más de 4.000 canarios padecen algún tipo de rigidez muscular, la gran mayoría de ellas causadas por lesiones neurológicas como ictus o esclerosis, y que ello les causa muchos dolor e incluso incapacidad.

Hasta hace muy poco el mejor, y casi el único tratamiento disponible, era la rehabilitación y la utilización de material ortopédico y férulas; sin embargo, una nueva técnica basada en la infiltración de altas dosis de botox ha revolucionado los tratamientos y aumentado la eficacia al máxima, puesto que además, reduce de forma duradera el dolor.

En Canarias, es el Hospital Insular de Gran Canaria el centro especializado, puesto que, tal y como cuenta el médico rehabilitador Florián Medina es el único que dispone de un Laboratorio de Análisis del Movimiento "que es lo que verdaderamente marca la diferencia".

"Es un dispositivo que lo que hace es detectar patrones anómalos del movimiento y si hay espaticidad, que es una rigidez de los músculos después de una lesión neurológica, para aplicar la toxina botulímica con precisión. Este instrumento, que es una habitación con cámaras y ordenadores potentes, se intenta localizar con exactitud los músculos espásticos. Solo hay uno en el Hospital Niño Jesús de Madrid, otro en Barcelona y el del Hospital Insular de Gran Canaria".

Su aplicación está especialmente recomendada para tratar la rigidez muscular del tipo de agarrotamientos fijos en manos y piernas.

"Nos permite saber exactamente en qué punto hacer la infiltración de la toxina botulímica. Por ejemplo, si el problema está en la mano lo mejor es pinchar en el antebrazo. Antes de este sistema era difícil dar con el punto exacto a tratar y se hacía a través de la exploración clínica", detalla el experto.

Y que cuando hay una lesión del sistema nervioso central generalmente pasan dos cosas: por un lado hay pérdida de fuerza que es la parálisis que se ve y además aparece una aumento de tono de la musculatura, que es el agarrotamiento.

"Se dan dosis cien veces superiores a las que se utilizan en los tratamientos estéticos faciales, se consigue relajar ese músculo que está contraído de una forma anómala y que provoca contracturas, dolor e incluso discapacidad. Los resultados duran tres o cuatro mese y el paciente nota la mano, el brazo o la pierna más relajada puede caminar y ser más independiente y mucho menos dolor, que es lo que más agradecen. Resuelve el dolor del que se desconoce la causa y para el que la fisioterapia o la medicación no ha hecho efecto. El paciente nota los resultados entre cinco y siete días después de la infiltración.", detalla el doctor Medina.

Preguntado por el precio, el especialista recuerda que hace 15 años el botox costaba 349 euros el vial y hacían tres para cada paciente, pero con el avance de la industria ahora cada vial puede costar casi la mitad".

Y sentencia con humor: "Quizás a estos pacientes el botox no les sirva para estar más guapos, pero sí para ser más felices".