La primera prueba de fuego para el nuevo edificio de Bellas Artes de la Universidad de La Laguna (ULL) llegó con las lluvias del pasado domingo. Lo que hace apenas unos meses hubiera sido una inundación segura en esta ocasión se resolvió, gracias a un desagüe, en una espectacular cascada sobre los jardines, recogida en una fotografía que ha recibido más de 41.000 visitas en facebook.

Es evidente que el nuevo inmueble no tiene nada que ver con el antiguo, cuyas condiciones de salubridad y seguridad lo asemejaban más a las instalaciones de un país en vías de desarrollo que a un estado miembro de la Unión Europea, como ha reconocido el propio rector de la Universidad. Pero los primeros momentos en la recién estrenada "casa" -así se refiere al edificio el profesor de Fotografía Rubén Hernández- también presentan sus dificultades, en especial la permanente mudanza que vive el centro por su aún incompleta dotación de mobiliario y material.

La diferencia, explica el vicedecano de la sección de Bellas Artes, Alfonso Ruiz Rallo, es que "aquí los problemas tienen solución y en el edificio antiguo eran irresolubles". "Esa es la buena noticia", apostilla. Ruiz Rallo es consciente de que habrá contratiempos y desajustes -"como cuando estrenas casa"-, pero también está convencido de que "todos se resolverán".

Es normal que el edificio esté incompleto, puesto que todavía falta por ejecutar una parte importante de la inversión prevista y que se ha optado por un desembolso "conservador". Pese a ello, el vicedecano asegura estar sorprendido de cuánto "ha cundido" la inversión.

Los citados desajustes se manifiestan en aspectos menores. Las cortinas aún no han llegado -lo harán en enero, según los cálculos de Ruiz Rallo-, lo que supone que el sol ciegue literalmente a los estudiantes al entrar por los amplios ventanales y reflejarse en las paredes blancas. Los alumnos han llegado a asistir a clase con gafas oscuras y el calor en algunas actividades que requieren una especial actividad física, como la escultura, puede hacerse difícil de soportar. Unas telas negras han funcionado como remedio provisional hasta que se reciba el nuevo material. Si el calor es ahora un problema, en unas semanas pueden pasar a serlo el frío y el viento. Por esa razón, los espaciosos patios exteriores serán cerrados con cristales.

¿Han pasado los estudios de Bellas Artes de la ruina al lujo? Hay quien así lo cree, pero el vicedecano se rebela contra esa idea. Alfonso Ruiz Rallo recuerda que otros centros semejantes, destinados a un número similar de alumnos, han representado una inversión muy parecida, sin que los resultados hayan sido "tan espectaculares" como en la ULL. "El mayor esfuerzo se ha hecho en diseño, para que sea práctico y muy potente visualmente", explica.

La posibilidad de que el inmueble acoja otras titulaciones más allá de las artísticas tampoco parece factible, a juicio del vicedecano. Las propias limitaciones que imponía la antigua sede impedían el crecimiento del número de matriculados, pero ahora la previsión es que en unos años ronden los mil. Cursos con solo 50 plazas reciben hasta 400 solicitudes. Se trata, además, de estudios muy particulares: los trabajos de los estudiantes no pueden desmontarse para dejar paso momentáneamente a otro tipo de clases. "Ese trabajo no se puede tocar, y el alumno aprovecha las horas vacías para continuar con él".

La oferta de titulaciones de la sección de Bellas Artes de La Laguna -los grados en Bellas Artes, Diseño; y Conservación y Restauración de Bienes Culturales y el máster en Uso y Gestión del Patrimonio Cultural- solo se imparte en Madrid y Barcelona.

Al margen de la actividad docente, el nuevo edificio ofrece posibilidades para el desarrollo de actividades culturales de todo tipo. Su salón de actos y sus salas de exposiciones están sin terminar -aunque las últimas son parcialmente aprovechables-, pero los amplios patios y otros espacios son tan aptos para este fin que, afirma Rallo, las administraciones ya están planteándose trasladar aquí algunos actos que organizan.

Los usuarios valoran la mejoría, pero critican los puntos débiles

La nueva infraestructura es mejor y de más calidad. Es difícil decir lo contrario. "Este edificio tiene mejores condiciones para trabajar", opina Verónica, alumna del grado en Diseño. Otros critican la falta de material y el calor e incluso creen que el anterior inmueble era "más acogedor".