Un juez, miren ustedes por dónde, ha ordenado a la Guardia Civil que investigue si los tarraconenses tienen el semen disparatado a causa de determinadas industrias instaladas en el lugar. Si el Duque de Ahumada levantara la cabeza pensaría que él no creó al Benemérito Instituto para andar cazando claridades escrotales, un suponer.

La Guardia Civil, muy a su pesar, se pone en marcha, tras la denuncia de un grupo ecologista llamado Escurçó, que digo yo que si en catalán significará excursión. Este grupo denunció que los tarraconenses tenían semen de mala calidad, sin que en la denuncia conste quién lo probó para llegar a tan drástica conclusión.

Por dos veces se archivó el caso aunque ahora la Fiscalía de Medio Ambiente, que ya saben que son muy suyas en toda España, incluso aquí, ha conseguido que el juez del número 1 de Tarragona haya ordenado a la Meretérita que siga con sus pesquisas, a ver qué relación hay entre los disruptores endocrinos y el caño del orín.

¿Se demostrará que los tarraconenses tienen los huevos claros, hablando en general, por culpa de las industrias que soportan? ¿Actúa el juez -o jueza- para conocer una verdad innominada o es que tiene indicios, por propios y por extraños, de que la claridad ovípara del tarraconense obedece al desarrollo industrial y, sobre todo, a esos disruptores endocrinos de marras?

Si nos remontamos a la vieja Tarraco no habrá relación porque los romanos no tenían más industria que las de la forja de sus armas y no creo que ahí actuaran los disruptores sino más bien los herreros, y en casa del herrero, cuchara de palo.

Parece que aunque Cataluña es bona si la bolsa sona, en Tarragona el que no sona es el semen, de una calidad deplorable, a partir de las sospechas del señor juez del número 1, que anda ahí, erre que erre. No me imagino yo a la Guardia Civil, con uniforme de gala y guantes de reglamento, practicándole pruebas, en forma de gayolas, a los sospechosos habituales, para ser analizadas. Es que yo, guardia civil, no sabría por dónde empezar, quizá con una muestra aleatoria de la ciudadanía para ver cómo anda la cosa allá abajo.

Los periódicos, sobre todo en verano, nos sorprenden con algunas noticias no demasiado habituales, como esta del presunto flojo semen de los tarraconenses. A lo mejor les vuelve el vigor de los años mozos con el referéndum independentista del señor Mas, que no estará incluido en el lote: él vive en Barcelona, donde la bolsa sí que sona. Y si no que se lo pregunten al señor Pujol.